Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
Trabajo para los jóvenes
03/02/2023
Hablar de desempleo en Uruguay debiera ser sinónimo de hablar del desempleo de los jóvenes. Entre los menores de 25 años el desempleo es 21,5% mayor que entre los mayores de 25. Esta diferencia, entre la tasa de desempleo juvenil y la general, no es normal; es la mayor de la región y está al nivel de los países del sur de Europa que son conocidos por enormes problemas de empleo juvenil. Las razones no son del todo claras, el fracaso educativo de nuestros jóvenes (que también es altísimo en cualquier comparación) sin dudas tiene algo para decir. De 65 mil jóvenes de entre 18 y 24 años desempleados, más del 80% tienen notorias carencias en su formación (secundaria incompleta) y/o nula experiencia laboral. Es difícil identificar si el problema es la edad, la experiencia o la formación. Lo cierto es que estamos ante un cóctel brutal que impide la integración laboral de los jóvenes. Los menores de 25 años son la cara más dura del problema empleo de baja calificación. Uruguay volvió a crecer y tenemos 30.000 personas más trabajando que antes de la pandemia, sin embargo el mercado laboral tiene realidades duales; cada vez más oportunidades para los formados y cada vez menos y peores oportunidades para los no calificados. Podemos darle vueltas y decirlo distinto, podemos también buscar explicaciones más coyunturales; pero lo cierto es que tanto durante el período de destrucción de empleos (2015-2019) o durante la recuperación (2021-2022) el saldo neto ocultó enormes diferencias según el nivel de calificación. El drama del empleo de baja calificación es social y económico, tiene implicancias con respecto a la regulación del mercado laboral, a la matriz de protección social y al sistema educativo. Creo que hay poca conciencia del problema, estamos acumulando generaciones de jóvenes de sectores populares que acceden poco y mal al mercado de trabajo. A medida de que el problema se vuelva evidente empezarán, algunas ya empezaron, las propuestas de rentas básicas. Más impuestos a los sectores dinámicos y más transferencias a quienes no logran ser parte de las nuevas dinámicas exitosas. Creo que es un error que solo agravará la fragmentación. El camino no tiene atajos, el empleo formal y estable sigue siendo el gran integrador social. ¿Por qué razón los empleadores no contratan trabajadores jóvenes y de baja calificación? Hay varias explicaciones posibles y complementarias. Simplificando mucho, los salarios de los trabajadores menos calificados (que nadie duda son bajos para el costo de vida) son altos para la productividad del trabajo. En otras palabras el trabajador no genera la productividad que cuesta contratarlo. No es un tema para abordar con programas piloto o focalizados, no se trata de un problema de algunos pequeños sectores muy excluidos. Se trata de un problema masivo (en términos uruguayos), de la integración laboral de los sectores populares (no necesariamente pobres). Al próximo gobierno le tocará mirar este problema a la cara. Personalmente, y a cuenta de desarrollar, apostaría por políticas que tiendan verdaderos puentes entre el empleo y la formación laboral. Por ejemplo un abaratamiento significativo de los costos laborales de los trabajadores de baja calificación que simultáneamente completen instancia de formación.