Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Hernán
Bonilla

Presidente y fundador

Vargas Llosa inmortal

21/02/2023

El 9 de febrero, Mario Vargas Llosa ingresó formalmente a la Academia Francesa, un nuevo hito en su prolífica vida, cargada de reconocimientos, entre los cuales, éste último no es el menor. Vargas Llosa se convierte en el primer miembro de esta prestigiosa academia -fundada en 1635 por el Cardenal Richelieu bajo el reinado de Luis XIII- que no escribió su obra en francés, lo que da cuenta de la magnitud de la condecoración. Para un admirador de Flaubert que miraba a París como la meca para un escritor, además, esta distinción debe haber sido especialmente reconfortante. Hace ya un buen tiempo que Mario Vargas Llosa es reconocido como uno de los escritores latinoamericanos más importantes de la historia y, seguramente, hoy muchos especialistas y aficionados a la literatura coinciden es que es el principal escritor vivo en lengua española. No necesitaba ningún reconocimiento para ser reconocido como tal, pero ciertamente desde el Premio Nobel de 2010 la discusión se ha desbrozado de manera notable. Su obra, inmensa y diversa, reconoce cumbres desde sus propios comienzos como La ciudad y los perros o La casa verde, pasando por Conversación en la Catedral, La tía Julia y el escribidor o La fiesta del Chivo, hasta las más recientes como El héroe discreto o Tiempos recios. Seguramente todos tenemos en la memoria a personajes inolvidables de esas historias. El pez en el agua, el relato en primera persona de la lucha política de Vargas Llosa por el Perú es otro libro ineludible, así como sus reflexiones sobre nuestro tiempo, plasmadas en ensayos como La civilización del espectáculo o sus columnas habituales en la prensa. En su discurso en la Academia Francesa Vargas Llosa unió a la literatura con la libertad en pensamientos como “La literatura necesita libertad para existir y cuando esta no existe recurre a la clandestinidad para hacerla posible”. En La llamada de la tribu señaló: “El liberalismo es una doctrina que no tiene respuestas para todo, como pretende el marxismo, y admite en su seno la divergencia y la crítica, a partir de un cuerpo pequeño pero inequívoco de convicciones. Por ejemplo, que la libertad es el valor supremo y que ella no es divisible y fragmentaria, que es una sola y debe manifestarse en todos los dominios en una sociedad genuinamente democrática.” Mario Vargas Llosa ha sido un maestro para generaciones en explicar con plasticidad, elegancia y sabiduría la superioridad de las ideas de la libertad. La lección que nos ha enseñado desde sus libros, conferencias, entrevistas, diálogos y en cada oportunidad que ha tenido es clara: debemos defender a un liberalismo integral y coherente. Hace unos meses tuvimos el honor de recibirlo en Montevideo, en un evento organizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo, en que tuvimos la oportunidad de brindarle el reconocimiento que merece el hombre y su obra. Allí le agradecimos por el disfrute que nos produjo con sus libros y la convicción que nos trasmitió para defender las ideas de la Libertad en América Latina, un territorio dónde aún cuesta afianzar este valor, el más importante de todos. Ahora, Mario Vargas Llosa es oficialmente “inmortal”, que es la denominación que suele darse a los miembros de la Academia Francesa, aunque en realidad, hace mucho tiempo que ya se había ganado ese reconocimiento para la posteridad.