Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
Bien los dos
10/03/2023
El lunes pasado tuvo lugar una muy valiosa entrevista en el informativo central de Canal 10, dado que el entrevistado era el Presidente de la República la misma generó mucha atención y numerosos comentarios. Como siempre, en las redes emergieron las hordas de fanáticos que vieron palizas, malas intenciones y se indignaron con la periodista y el Presidente tal como se los exige su pedestal moral. Pero como sabemos, con los fanáticos no se puede conversar, personalmente creo que la entrevista de Blanca Rodríguez al Presidente Luis Lacalle Pou reflejó mucho de lo mejor de nuestra cultura política. Empecemos por lo que podría parecer obvio pero no lo es. Es muy positivo, y poco común, que el Presidente se someta a una entrevista de este tipo. Se sentó una hora frente a una periodista sin afinidad política quien contó con la oportunidad de cuestionar todo lo que a ella le pareciera pertinente. Ver al Presidente contestando preguntas de forma directa, concreta y fuera del guión es una excelente cosa a la que nos habíamos desacostumbrado. Fueron pocas las veces que en las últimas décadas habíamos visto este tipo de prácticas. Muchos dirán que es su deber, no tengo claro que así sea. Y aunque consideramos que si es su deber, no se puede dejar de ver los evidentes riesgos que representa para el Presidente estas dinámicas. Tan solo una mala respuesta, un dato equivocado, una salida de tono podría costarle muy caro; y bien sabemos que nadie quiere regalar nada en términos políticos. Pero también creo que hay que reivindicar el trabajo de la periodista. En este tiempo donde la rigurosidad y exigencia se confunde tanto con el chicaneo, el personalismo y la baratija que levantan clicks, Blanca Rodríguez mantuvo una línea firme, incisiva pero muy respetuosa del Presidente y de su investidura. De verdad creo que el trabajo fue muy digno de su profesión, camino con mucho éxito en la tensión entre el rigor y el respeto. El día de la entrevista un senador oficialista tuiteó irónicamente refiriéndose a la entrevista como “un debate” entre el Presidente y la periodista. Comprensible ironía desde la política partidaria; pero sin dudas que muchas veces la labor de los buenos periodistas es cuestionar y retrucar al entrevistado lo cuál es saludable para la democracia. Después cada uno lee el episodio como le parece. Naturalmente nada de esto es sobre el fondo de la conversación. Sin dudas el Presidente dejo muy contentos a los propios y muy poco al electorado frenteamplista duro. Eso es parte de la conversación política natural en cualquier democracia. Las democracias saludables son ese fino equilibrio entre polarización y acuerdo. Es imprescindible visibilizar las diferencias políticas sin que ello implique volar puentes. Según decía Fernanda Boidi hace unos meses se trata de crear un “ellos y un nosotros” pero no un “ellos contra nosotros”. Este país es un oasis de diálogo e institucionalidad política, pero están apareciendo algunas novedades preocupantes en cuanto a la polarización. En ese sentido el episodio del lunes fue una muy buena noticia. ¡Bien el Presidente, bien la periodista, que se repita!