Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
Discutamos sí, pero todo
05/05/2023
Bienvenida la discusión sobre la jornada laboral, más bien bienvenida de vuelta. Se trata de un tema tan viejo como el capitalismo. Por suerte, en los últimos 150 años los trabajadores hemos reducido muchísimo la cantidad de horas dedicadas al trabajo. Trabajamos menos horas que nuestros abuelos, pero probablemente más que nuestros nietos. Más allá de las leyes aprobadas al respecto, esto es posible gracias a la tecnología y los aumentos de la productividad del trabajo. Lo que no vale, es querer modernizar la duración de la jornada pero negarse a modernizar los otros aspectos de la regulación laboral. En Uruguay la normativa prohíbe “canjear” horas de trabajo por días libres. ¿Alguien cree que esto no tiene nada que ver con poder trabajar menos horas? Claro que la posibilidad que los trabajadores y la empresa acuerden con mayor flexibilidad para contabilizar las horas trabajadas, haciéndolo semanal o mensualmente, permitiría tener ganancias de eficiencia en el proceso productivo. Claro que hoy muchos lo hacen, muchas empresas acuerdan esto con sus sindicatos porque la realidad le pasa por arriba al papel. Trabajadores y empresas pueden ganar mucho con este tipo de arreglos más flexibles, pero hoy en día lo hacen por fuera de las normas y confiando en la buena fe de las partes. Tampoco podemos en Uruguay fraccionar la licencia en tramos menores a 10 días, una tontería que es violada a diario. ¿A quién le parece que no es razonable que un trabajador pueda querer un día libre porque se muda o por una celebración familiar? Tampoco acá el papel puede contra la realidad, y todos los días vemos cómo trabajadores y empleadores con sentido común y buena fe, acuerdan criterios de licencia más flexibles que no son declarados oficialmente. Lo cuál está muy lejos del ideal. El sistema de despidos para el s. XXI también hay que rediscutirlo. En Europa varios países avanzaron hacia la “flexiseguridad” y la “mochila austríaca”, ideas que eviten poner una enorme carga en la empresa al momento de despedir, pero que mantienen muy buenos niveles de protección al trabajador. Claro que hay que abrir la cabeza a algo muy distinto a lo que conocemos. Los propios consejos de salarios, pueden ser herramientas muy útiles para cierta modernización, y por qué no, flexibilización laboral. Flexibilización en el sentido que empresas y sindicatos, avalados por el gobierno, puedan acordar cosas que hoy las normas no permiten. De nuevo, en la práctica muchas veces sucede pero se debe apelar a la buena fe de las partes con la incertidumbre que esto trae. Es muy válida la propuesta del Pit-Cnt de discutir cómo podemos seguir acortando las horas de trabajo, eso es lo que viene pasando y debería seguir sucediendo. Lo que no es válido es discutir eso aisladamente. La compensación de horas trabajadas, la posibilidad de fraccionar más la licencia, repensar el modelo de despidos o permitir que los consejos de salarios sean herramientas para una mayor flexibilidad laboral deben ser parte integral de la discusión. Relaciones laborales más sanas y productivas requieren cabeza abierta, no vale discutir solo la parte que es popular “con mi barra”.