Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
¿Enfermedad holandesa en puerta?
16/06/2023
A finales de los años 50, en Países Bajos, se encontraron enormes reservas de gas natural. Entonces, ese país se convirtió en una potencia exportadora de gas, y en un comienzo la economía parecía ir viento en popa. Sin embargo, la realidad fue bastante menos alentadora. Mientras el sector exportador de recursos naturales se desarrollaba, la industria manufacturera, muy importante en el país hasta entonces, comenzó a desplomarse en actividad y puestos de trabajo. De alguna forma el ascenso de la industria exportadora de gas natural afectó el desarrollo del resto de las industrias de aquel país. Desde entonces, a este proceso se lo conoce como la “enfermedad holandesa”. La idea básica es que al desarrollarse un sector exportador muy rentable, este genera un ingreso extraordinario de moneda extranjera. En consecuencia, la moneda local se aprecia, lo que es igual a decir que el tipo de cambio cae. De esta forma se afecta la competitividad de los otros sectores de la economía, que tenían niveles de rentabilidad acotados y la caída del tipo de cambio los deja fuera de juego. Este fenómeno conocido como “enfermedad holandesa” se ha repetido en distintos países y contextos, y en general es señalado como uno de los factores problemáticos de los descubrimientos de recursos naturales. ¿Qué tiene que ver esto con nosotros? Parece existir cierto consenso en que el dólar está muy bajo y en que esto genera problemas de competitividad. El último análisis del Banco Central del Uruguay estima entorno al 15% el desajuste cambiario, o “atraso cambiario”, analizando el tipo de cambio observado y analizando los fundamentos. Este casi consenso de diagnóstico, no parece trasladarse al entendimiento de causas o soluciones. El griterío en este tema es mucho, lo cual es razonable porque el problema existe y preocupa. Sin embargo creo que en algunos comentarios predomina la intencionalidad política y en otros el sesgo de confirmación. En este caso evitaré las primeras y me centraré en las que creo bienintencionadas y con cierto fundamento. Existe una idea extendida que es que el atraso cambiario está generado por la política monetaria contractiva. Sin desconocer el efecto que esta política pueda tener reforzando la apreciación del peso uruguayo, parece un exceso otorgarle tanta importancia a una política monetaria que todos sabemos de baja potencia. El problema es demasiado generalizado co-mo para que tenga una causa tan concreta y poco profunda, especialmente considerando que no se registra un aumento de los capitales no residentes. Quizás sea momento de buscar explicaciones más estructurales que coyunturales. En 2022 Uruguay alcanzó un máximo histórico en exportación de bienes, por un valor mayor a USD 13.350 millones. Al mismo tiempo está ocurriendo una revolución silenciosa en los ser-vicios no tradicionales, en 2022 fue de aproximadamente USD 3.500 millones, y se estima aumente significativamente en 2023. Tanto en bienes como en servicios parecería que tenemos algunos sectores muy dinámicos en el sector exportador. Ojalá esté equivocado y estemos ante un problema puntual provocado por la tasa de interés. Sin embargo, estimo que el desafío puede ser mucho más generalizado y profundo.