Hernán
BonillaPresidente y fundador
400 años de Blaise Pascal
27/06/2023
Interrumpimos brevemente los comentarios que venimos realizando en las últimas semanas en estas columnas sobre los 300 años del nacimiento de Adam Smith para detenernos en otra conmemoración centenaria de un gran pensador que merece ser recordado por su enorme importancia en Occidente. En efecto, el 19 de junio se cumplieron 400 años del nacimiento del francés Blaise Pascal, una figura destacada justamente como científico y como filósofo, además de autor de algunas páginas memorables sobre religión en sus clásicos Pensamientos. Aunque escritos como notas y fragmentos, en los Pensamientos se encuentran muchas de las frases más recordadas de Pascal, al tiempo que reflexiones de una enorme profundidad, que ayudan a hacer inteligible el misterio de la Fe. Y fue el mismo 19 de junio pasado en que se celebró el cuarto centenario del nacimiento del gran filósofo francés, que el Papa Francisco publicó una carta apostólica titulada “Sublimitas et Miseria Hominis” en su homenaje. Señala allí el Papa Francisco: “Al meditar sobre los Pensamientos de Pascal encontramos, en cierto modo, este principio fundamental: «la realidad es superior a la idea», ya que Pascal nos enseña a alejarnos de las «diversas formas de ocultar la realidad», desde los «purismos angélicos» hasta los «intelectualismos sin sabiduría»”. No hay nada más peligroso que un pensamiento desencarnado: «El que quiere hacer el ángel, hace la bestia». Y las ideologías mortíferas que continuamos padeciendo en los ámbitos económicos, sociales, antropológicos y morales mantienen a quienes las siguen dentro de burbujas de creencia donde la idea ha reemplazado a la realidad. La fe cristiana, como la entiende Pascal, es «venerable porque ha conocido bien al hombre» y «amable porque promete el verdadero bien». Es a partir de la realidad de la naturaleza humana y de la necesidad de comprender nuestra grandeza y miseria que comienza a comprenderse el misterio de la Fe: «Las grandezas y las miserias del hombre son tan visibles que es necesariamente preciso que la verdadera religión nos enseñe que hay algún gran principio de grandeza en el hombre y que hay un gran principio de miseria. Es preciso además que nos explique esas asombrosas contradicciones». Otro aspecto de la obra de Pascal, mucho menos conocido y comentado, fue su comprensión del orden material virtuoso que se desprendía de la sociedad comercial que él solo llegó a ver en ciernes. Este aspecto del pensamiento de Pascal lo descubrí -como tantas cosas- gracias a Ramón Díaz, que encontró en los Pensamientos la siguiente reflexión: «Las razones de los efectos marcan la grandeza del hombre, al haber derivado de la concupiscencia un orden tan bello». Este hombre de fe profunda, especialmente a partir de su conocida “Noche de fuego”, comprendió que detrás de algo que podía tener un tufillo pecaminoso, como la concupiscencia, se deriva un orden bello, algo que se asemeja, por cierto, a la archiconocida metáfora smithiana de la mano invisible. El deseo de bienes materiales puede conducir a un orden armónico, en definitiva: una apreciación extraordinaria en el tiempo y el espacio en que la desarrolló Pascal, lo que debe sumarse a los logros intelectuales de este gigante del pensamiento occidental. Por eso la inteligencia y la fe viva de Blaise Pascal, quien quería demostrar que la religión cristiana es «venerable porque ha conocido bien al hombre» y «amable porque promete el verdadero bien».