Hernán
BonillaPresidente y fundador
¿Qué pasó en España?
25/07/2023
Las elecciones en España dejaron imágenes bastante curiosas. El Partido Popular ganó las elecciones, aumentó su cantidad de congresistas en 47 y, sin embargo, su candidato Alberto Núñez Feijóo aparece como el perdedor. La ola azul (el color del PP) que presagiaban las encuestas no se produjo y el Partido Socialista aguantó el envión manteniendo su votación anterior y, de hecho, ganando dos congresistas. Lo cierto, con los datos sobre la mesa, parece más probable que el actual presidente Pedro Sánchez pueda formar gobierno, aunque el argumento de Feijóo respecto a que debe respetarse la posibilidad de que el ganador de la elección sea quien intente alcanzar las mayorías necesarias, como ha ocurrido siempre en España, tiene un peso lógico. La otra posibilidad es que ni Sánchez ni Feijóo logren los votos requeridos y sea necesario repetir la elección hacia fin de año, algo que ha ocurrido en otras ocasiones. El Partido Popular a esta hora debe estar preguntándose qué sucedió. ¿Las encuestas que daban todas ganador al PP por amplio margen se equivocaron feo o sucedió algo en los últimos días? Probablemente una combinación de factores. Algunos analistas hablan de una última semana fatal de Feijóo, con errores en entrevistas y su negativa a participar del debate de Televisión Española en que participaron los demás presidenciables. También parece haber descendido la movilización entre los votantes del bloque opositor mientras se incrementó el del bloque oficialista, movidos por la campaña del miedo desplegada desde el PSOE y Sumar. Otro aspecto, que siempre termina jugando en contra en toda campaña de quien va primero, es jugar a ganador, evitando riesgo y exposición pública al final de la campaña. En estos casos el terreno lo ganan los adversarios, los temas de campaña los fijan los demás y la conversación en la etapa crucial en que definen su voto los más indiferentes a las campañas obliga a jugar a la defensiva. La demonización de Vox, en parte también ambientada por el PP que apostaba a alcanzar una mayoría propia, fue un argumento potente, mientras que el peligro de los aliados incómodos del PSOE, incluyendo defensores del terrorismo y la violencia, no tuvo la misma fuerza. Por cierto que Vox puede merecer el título de extrema derecha, pero que no se llame extrema izquierda a los aliados defensores de ETA del PSOE es parte de una derrota cultural de largo aliento, que no se da solo en España, más bien es un fenómeno reiterado a nivel internacional. Finalmente, Alberto Núñez Feijóo notoriamente tiene condiciones para ser un buen presidente de España, pero quizá no fue el mejor candidato para las circunstancias que planteó la elección. En la noche madrileña del domingo, en la calle Génova, sede del PP, los militantes populares vivaban a la presidenta de la Comunidad de Madrid mientras Feijóo se dirigía al público, quizá marcando una preferencia respecto a la futura conducción del partido en caso de que el PP no logre formar gobierno. La idea de que un candidato centrado es mejor que uno que exprese ideas contundentes y despierte entusiasmo es otro error habitual en varias campañas recientes. En todo caso, con Ayuso existe en el horizonte político español una mujer con capacidad de liderazgo, personalidad avasallante, mente ágil y conceptos firmes.