El resultado de las PASO del domingo en Argentina dejó a varios actores mal parados, comenzando por la mayoría de las encuestas que venían mostrando una tendencia a la baja en la intención de voto de Javier Milei en las últimas semanas. Lo cierto es que se dio una verdadera sorpresa, La Libertad Avanza resultó el partido más votado con el 30% de las preferencias, seguido por Juntos por el Cambio con el 28,3% (con 17% de Patricia Bullrich y 11,3% de Horacio Rodríguez Larreta) y la Unión por la Patria el 27,3% (con 21,4% de Sergio Massa y 5,9% de Juan Grabois). Finalmente el mejor pronóstico de la elección fue el que realizó Cristina Fernández de Kirchner cuando afirmó que sería una elección de tercios y que lo más importante era el piso de votación de cada candidatura. Esta última observación pasa a ser especialmente importante en que la suerte de los partidos se define en quienes son los dos que pasan a la segunda vuelta, siempre y cuando ninguno obtenga las condiciones para ganar en el primer round. La victoria de Milei fue particularmente sorpresiva por la alta votación en provincias donde sus candidatos a gobernador habían tenido magros resultados. De hecho, Milei votó mejor en provincias pobres de Argentina que en la Ciudad de Buenos Aires o en la Provincia. Si se tiene en cuenta que eran internas y que Milei era candidato único debe valorarse aún mejor el resultado. Adicionalmente, su base de 30% aparece más solida que la de sus contrincantes hacia octubre, dado que Bullrich no va a captar todos los votos de Larreta y Massa no va a retener todos los de Grabois. Parece claro que el triunfo de Milei, y sus buenas perspectivas para la elección nacional, se deben a haber capitalizado el voto bronca, más que por sus propuestas libertarias. Seguramente algunos jóvenes se acercaron por su perfil ideológico, pero no parece ser el caso para el grueso de su crecimiento electoral. Su alineación internacional con Trump, Bolsonaro y Vox, en todo caso, parece ser la mejor aproximación de dónde se ve a sí mismo en el escenario político. A juzgar por los movimientos de los mercados del lunes (hasta el momento de escribir este artículo) el incremento sustancial de la probabilidad de que Milei sea el próximo presidente de Argentina disparó las alarmas, dada la gran incertidumbre política y económica que genera. ¿Podrá gobernar con una bancada chica en el Congreso e insultando a los demás integrantes del sistema político? ¿Se moderará o mantendrá el tono? ¿Podrá bajar a tierra las propuestas de reducción drástica del gasto público y de eliminación del Banco Central y la dolarización de la economía? En todo caso, lo que Carlos Melconian definió como el “plan llegar” de Sergio Massa -el precario plan económico del actual gobierno para llegar hasta las elecciones- se ve amenazado por la creciente incertidumbre y una situación económica que seguramente empeorará antes de que pueda vislumbrarse una mejora. Patricia Bullrich tiene la oportunidad de pararse entre la pésima coyuntura responsabilidad del gobierno actual y el salto al vacío que representa Milei, con una propuesta de cambio liberal y firme pero sensata y pragmática. Las próximas semanas serán claves para conocer cuál será el escenario en que se definirá el próximo presidente argentino.