Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
No depende de nosotros
12/08/2022
En materia de inserción internacional nuestro país tiene opciones limitadas. No son tantos los interesados. La estrategia más razonable es “jugar fichas” a más de un camino sabiendo que mucho no depende de nosotros. Hoy hay tres cosas planteadas: el TLC Mercosur – Europa, el TLC Uruguay – China y la eventual adhesión al Cptpp. Claro que hay muchas diferencias entre los caminos, pero no nos pongamos demasiado exquisitos. Hoy es ciertamente más probable la concreción del TLC ya firmado (pero no ratificado) entre el Mercosur y la Unión Europea que hace algunos meses. La guerra de Ucrania, el aumento de precios de los alimentos y el avance de potencias iliberales revaloriza para Europa el tratado ya negociado con nuestro bloque. Claro que Brasil también debería hacer su parte dando alguna garantía en temas ambientales, pero no parece que ese sea el verdadero escollo. Este camino está aún vivo y es el que menos resistencias despierta. El TLC con China es hoy el eje del debate en esta materia, y donde el gobierno viene poniendo más energía. Se trata de un potencial acuerdo con nuestro principal socio comercial y el principal importador de alimentos del mundo. Se trata de una negociación con un grado de asimetría inmenso; con grandes oportunidades y riesgos marcados. La mayor ganancia no es el potencial ahorro de 200 millones de dólares de aranceles; lo realmente valioso es expandir el volumen y, sobre todo, la diversificación de exportaciones. Chile y Nueva Zelanda aumentaron significativamente la variedad de cosas que exportan a China luego de concretar el TLC. Más que en la industria cárnica hay que pensar en las oportunidades para otros sectores como el avícola o la granja. Los riesgos no son comerciales, quien espere un gran golpe a nuestra industria tiene papeles viejos sobre lo que es la industria China y de lo que queda de la nuestra. Los recaudos a tener son geopolíticos, entender qué quiere China de nosotros y qué estamos dispuestos a dar. Saber que las empresas privadas chinas no son tan autónomas y muchas veces están jugando otro partido. Entendiendo esto, no tengo dudas que hay que avanzar lo que se pueda sabiendo también que buena parte del éxito dependerá de fuerzas que están por fuera de nuestro control. El Cptpp es otra opción dónde, según anunció el Presidente, pondremos alguna ficha. La gran ventaja es que es un acuerdo ya negociado al que Uruguay debe ser aceptado y adherir, nos ahorramos la siempre engorrosa negociación. Hay países muy variados sin riesgos geopolíticos; además nos permitiría acceder a mercados de alto poder adquisitivo, como Japón y diversificar nuestros destinos. La desventaja es también que ya está negociado e implica adherir a algunos acuerdos que Uruguay, hasta ahora, ha evitado; en particular en lo referente a propiedad intelectual. También aquí, buena parte no depende de nosotros. Uruguay está muy atrasado en su inserción, y nuestra capacidad de incidencia es baja. Me parece muy equivocado pasarnos de exquisitos con el tipo de acuerdo que nos gustaría hacer. La realidad es que algunos de los caminos planteados no funcionarán por razones ajenas a nuestra voluntad. Nosotros debemos avanzar lo que se pueda con quien se pueda.