Hernán
BonillaPresidente y fundador
La era de Bretton Woods
31/10/2023
Esta semana me encuentro en Bretton Woods para asistir a dos conferencias estrechamente vinculadas; un coloquio organizado por Liberty Fund sobre “El liberalismo en la época de Bretton Woods” y la reunión regional de la Sociedad Mont Pelerin, la “academia internacional” fundada por Friedrich Hayek para el intercambio entre liberales de todo el mundo. La locación, el mismo hotel donde se llevó adelante la conferencia que dio origen al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, evoca una era llena de dificultades, propia de la salida de la Segunda Guerra Mundial, pero también de esperanzas, en cuanto a la posibilidad de construir un sistema internacional basado en una mayor cooperación. La delegación norteamericana fue la que pautó en buena medida los acuerdos finalmente alcanzados, pero la estrella de aquella conferencia fue Lord Keynes. Keynes se encontraba en el pináculo de su fama. Era el economista más famoso del mundo y sus recomendaciones de política económica eran adoptadas en casi todo el mundo libre, más allá de los problemas de su teoría. El liberalismo se batía en retirada y era visto como una reliquia, inaplicable en una nueva realidad en que el Estado sumaba nuevas funciones, crecía en su tamaño y casi dirigía la economía. En ese contexto se desarrollaron dos conferencias sumamente relevantes para mantener viva la llama del liberalismo, renovarlo y dejarlo pronto para volver a la carga cuando el fracaso del keynesianismo se hizo evidente en la práctica, llevando a la estanflación a los países más fieles a sus indicaciones. El llamado Coloquio Walter Lippmann se llevó a cabo en París en 1938 y si bien su objetivo era discutir el libro de Lippmann titulado “La sociedad buena”, en los hechos fue un gran debate sobre el estado y perspectivas del liberalismo. Participaron de aquel encuentro Louis Rougier, Raymon Aron, Friedrich Hayek, Ludwig von Mises, Étienne Mantoux, Jacques Rueff, Alexander Rüstow además del propio Lippmann, entre otros. Su principal conclusión fue que el liberalismo necesitaba ser renovado y las recomendaciones de buena parte de los asistentes era que debía tener un giro a la izquierda, demostrar una mayor preocupación por la cuestión social y aceptar una mayor intervención del Estado en la economía. Incluso se propuso que este nuevo liberalismo de izquierda, como lo llamó Rueff, fuera denominado “neoliberalismo”, algo muy distinto a la interpretación, esencialmente peyorativa y vacía de contenido que tiene en nuestros días. La Guerra no permitió que este grupo volviera a reunirse, pero fue un antecedente destacado de lo que unos años después fue la primera conferencia de lo que sería la Sociedad Mont Pelerin, organizada por Friedrich Hayek en 1947. A esa conferencia asistieron algunos de los mismos participantes del Coloquio de Lippmann y otras figuras que serían claves para el liberalismo de la segunda mitad del siglo XX: Maurice Allais, Aaron Director, Milton Friedman, Henry Hazlitt, Bertrand de Jouvenel, Frank Knight, Lionel Robbins, Wilhelm Röpke, George Stigler, Karl Popper, Ludwig von Mises y el propio Hayek, entre otros. Esta conferencia resultaría más fructífera, tanto por su contenido como por sus consecuencias y daría mejores pautas para el camino a seguir, sobre lo que volveremos la próxima semana.