Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
Se busca gente
08/12/2023
No por sabido deja de ser impactante el dato del censo. La población no crece, seguimos siendo cerca de 3,4 millones, pero envejecemos a paso firme. Todas las cuentas que teníamos iban en esta dirección, pero la velocidad es mayor a la esperada. Quizás el dato más pintoresco de la semana pasada es que si no fuera por los inmigrantes la población hubiera caído. Esto es parcialmente cierto, porque si bien tenemos claro los extranjeros que viven en este país, es mucho peor la información sobre los uruguayos que se fueron. Como país pequeño, es natural que muchos compatriotas busquen oportunidades afuera, la migración interna que muchos países tienen hacia los grandes centros económicos internos, los pequeños la tienen a centro económicos afuera. No es posible ni deseable que eso deje de suceder. En cualquier caso es un dato que la tasa de fecundidad ya está en niveles japoneses y que esto representa un enorme desafío en el mediano y largo plazo y alguna oportunidad puntual en el corto. En concreto, debemos prepararnos para una nueva realidad demográfica que puede representar un peso insostenible en algunas décadas. En concreto creo que hay que pensar estrategias en al menos tres dimensiones: amortiguar el proceso, darle oportunidades a cada niño que nace, y el envejecimiento activo. Soy muy escéptico de la idea de revertir esta tendencia. La evidencia muestra pocos impactos en las políticas “pro natalidad”. Sin embargo, sí es probable que haya cosas para hacer, al menos, para evitar que siga la caída. Mejorar lo que signifique conciliación entre vida familiar y laboral puede ayudar a que las familias de clase media tengan comportamientos reproductivos menos restrictivos. El otro camino es abrazar la migración. Intentar generar condiciones para una inmigración ordenada que nos ayude a aliviar algo del envejecimiento poblacional es ya una necesidad. La segunda estrategia es muy conocida, pero el censo la vuelve a jerarquizar. Si nacen pocos niños, es mucho más indispensable que le ofrezcamos a cada uno mejores condiciones de lo que hoy hacemos. Pensémoslo en términos futbolísticos, si nacen 50.000 niños y le enseñamos a jugar al fútbol a la mitad tengo 25.000 potenciales futbolistas. Pero si nacen 30.000 y sigo enseñando solo a la mitad es bastante probable que el equipo que conforme sea peor. Cambie enseñar a jugar al fútbol para alimentar adecuadamente y completar secundaria y comprenderá lo difícil que será sostener esta economía con los niveles vergonzosos de pobreza infantil y fracaso educativo con casi 20.000 niños menos por año. La tercer estrategia es potenciar el envejecimiento activo. Como cuenta Rodolfo Saldain en “Los nuevos viejos”, ser mayor de 60 años hoy es bien distinto que hace tres o cuatro décadas. Las personas hoy siguen teniendo valor para aportar a través de su trabajo, su capital económico o social. En resumen, no vamos a desaparecer pero sí nos vamos a seguir envejeciendo. Para que esto no sea un ancla hay que hacer, al menos, tres cosas: i) amortiguar lo que se pueda el proceso, ii) cuidar mucho más de cada niño que nace, iii) potenciar el “envejecimiento activo”. Tema obligatorio para los programas de gobierno que nos van a repartir el año que viene.