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Hernán
BonillaPresidente y fundador
¿Está resurgiendo el liberalismo?
31/12/2024
Apocas horas de comenzar el 2025 la ocasión es más propicia para reflexiones livianas, pero preferimos plantear algunas preguntas algo más interesantes: ¿está resurgiendo el liberalismo? ¿Qué liberalismo? ¿Puede ser el inicio de una nueva era liberal? Vayamos por partes, comenzando con algunas nociones básicas indispensables sobre el particular tipo de liberalismo al que nos referimos. El liberalismo tiene la ventaja de ser una doctrina y no una ideología, aunque a veces estos términos se usen indistintamente. En efecto, una ideología es un sistema cerrado de ideas, generalmente poco propenso al cambio e indiferente a la evidencia que brinda la realidad. El liberalismo, en cambio, parte de la observación de la naturaleza humana y del funcionamiento de la sociedad para luego sí formular juicios de valor o proponer cambios. Es gradualista por esencia y, por tanto, antirrevolucionario. La Revolución Gloriosa en Inglaterra es liberal por su concepción, ejecución y consecuencias, pero no la francesa. La primera fue para proteger libertades que se habían ido adquiriendo gradualmente a lo largo del tiempo, la segunda pretendió diseñar una sociedad desde los cimientos, cambiar la naturaleza humana y crear un mundo nuevo. No es necesario abundar en cómo terminó cada una. El liberalismo requiere la libertad en distintos aspectos de la vida en sociedad a partir del reconocimiento de una naturaleza humana inmutable, en particular, la libertad en el ámbito político y en el económico. Si se cercena la libertad política o la económica, la libertad personal se ve limitada y, con ello, las posibilidades del desarrollo económico y social. Ambos elementos importan, la coerción indebida sobre el individuo y las restricciones al mejoramiento de la vida en común. Un liberal desconfía del Estado, con buenos fundamentos teóricos y prácticos, pero entiende que su existencia es necesaria y su incapacidad para cumplir funciones elementales conspira contra el mejoramiento de la sociedad. Prefiere los impuestos bajos y la regulación acotada, pero reconocer que el Estado tiene un papel clave para cumplir y así como es malo el Estado elefantiásico, también es malo el Estado fallido. Finalmente, en sus primeras acepciones registradas en diccionarios, mucho antes de que existiera el liberalismo, ser liberal implicaba generosidad, amplitud de espíritu y respeto y consideración por el prójimo, algo que no debemos perder de vista. Ahora bien ¿el liberalismo está resurgiendo? Va una respuesta de economista: depende. En algunos aspectos parece estar resurgiendo, especialmente, en algunos temas económicos como el rol del Estado en la economía. En otros no, verbigracia, el impulso que está teniendo el proteccionismo. La desregulación en pocos años dejó de ser mala palabra, incluso parece haberse vuelto popular y a buena hora, pero muchos Gobiernos pretendidamente defensores de la Libertad se cierran al comercio y eso es malo para todo el mundo. En materia política la situación es aún más compleja. ¿Qué medidas para mejorar la seguridad son admisibles y cuáles no? ¿Se puede ser liberal y querer el exterminio de los rivales políticos? No es un mero dilema de fines y medios, pero el espacio y el año se terminan, así que, si el lector así lo quiere, nos reencontraremos en 2025.