![]()
Ignacio
LópezAsistente de Investigación
Mercado laboral 2024 y perspectivas 2025: ¿un cambio de ciclo?
03/02/2025
El pasado 24 de enero, el INE dio a conocer los datos del mercado laboral para diciembre, pudiendo así realizar un balance de su desempeño en 2024. Continuó mostrando dinamismo y superó las expectativas que se preveían a principio de año, en un contexto de fuerte crecimiento del salario real. A lo largo de esta columna ahondaré en el cierre de las principales variables laborales y cómo se espera que estas se comporten en 2025. En el promedio del año, se crearon 35 mil empleos respecto a 2023. A modo de referencia, el MEF en su presentación de febrero proyectaba una creación de 14 mil empleos, menos de la mitad de lo que efectivamente ocurrió. Por otro lado, al considerar el período 2020-2024 la creación de empleo fue de 105 mil en comparación al promedio de 2019. En cuanto al análisis sectorial de 2024, se destacó particularmente el comercio, restaurantes y hotelería siendo los principales motores del crecimiento del empleo, mientras que en el agro, la industria y la construcción se observaron preliminarmente señales de desaceleración. Al analizar las principales tasas del mercado laboral, se puede observar que tanto la tasa de empleo (indicador de la demanda de trabajo) como la tasa de actividad (indicador de la oferta de trabajo) se encuentran en sus máximos desde 2014 y presentaron un crecimiento sostenido a lo largo del año. A su vez, la tasa de desempleo se redujo por debajo del 8% durante 2024, aunque con un leve aumento marginal en el último bimestre. En relación a la calidad del empleo, se observó un aumento sostenido de los puestos cotizantes al BPS, evidenciando que la creación de empleo se dio principalmente de manera formal. Asimismo, respecto al quinquenio anterior se observa una baja de nivel en la tasa de no registro rompiendo la barrera del 25% y situándose en niveles cercanos al 22%. Esta tendencia podría estar explicada por mayores incentivos a la formalidad desde la pandemia y por cambios relativos en la composición del empleo, hacia uno más calificado. A la luz de los datos presentados anteriormente, es posible afirmar que la economía estaría operando cercana al pleno empleo. El mercado laboral ha mostrado dinamismo en la recuperación postpandemia y ha sido resiliente ante los shocks de la sequía, la diferencia de precios relativos con Argentina y las dificultades del contexto externo, todo en el marco de una fuerte recuperación del salario real desde 2022. Sin embargo, existen algunas interrogantes hacia adelante: 1) ¿Hasta qué punto es posible mantener los niveles actuales de empleo en el futuro? 2) ¿Estamos ad portas de un cambio de ciclo respecto al dinamismo del mercado de trabajo? Para responder a estas interrogantes el factor clave vuelve a ser la productividad. Existe evidencia, tanto teórica como empírica, que cuando el crecimiento de los salarios reales se desacopla del crecimiento de la productividad (medida como PIB sobre cantidad de ocupados), la variable de ajuste es el empleo. Esto fue lo que sucedió durante el quinquenio 2015-2019 donde, en un contexto de desaceleración económica, los salarios reales continuaron creciendo a un ritmo superior al de la productividad, dejando un saldo de 50 mil empleos perdidos. De esta forma, la negociación colectiva de julio de este año será la instancia más importante, que marcará la tendencia que pueda seguir el mercado laboral. Ante compromisos expresos de las autoridades entrantes sobre aumentos del salario real, será clave la prudencia en la fijación de las pautas para sostener un nivel de empleo que es alto en términos históricos. En la misma línea, reformas necesarias para flexibilizar y modernizar las relaciones laborales también podrían apuntalarlo. En concreto, existe espacio para avanzar hacia una negociación colectiva más descentralizada, que permita fijar pautas a nivel empresa, redefina categorías laborales para pasar a un enfoque por competencias y facilite los descuelgues simétricos. A su vez, la discusión que se dará en materia de jornada laboral debería estar acompañada de ajustes por productividad (con las complejidades de medición que ello conlleva) y cambios en la normativa de horas trabajadas que incorporen las realidades de las empresas que la legislación no contempla actualmente, como por ejemplo la posibilidad de pasar del régimen clásico de 8 horas diarias hacia uno de compensación de horas (actualmente vigente en el teletrabajo) o hacia un sistema de “banco de horas” donde, tal como una cuenta corriente, se debitan o acreditan horas de trabajo. En el balance, el mercado laboral durante 2024 continuó mostrando el dinamismo y la resiliencia de años anteriores y cerró un quinquenio de fuerte creación de empleo. Sin embargo, con la economía operando en pleno empleo, el desafío a futuro está en poder mantener estos niveles históricamente altos. Para ello, será clave en la ronda de negociación colectiva la fijación de pautas salariales que no se descuide la relación existente entre productividad/salario, junto a reformas que apuntalen hacia las rigideces existentes en el mercado de trabajo. De lo contrario, este quinquenio entrante podría parecerse más a 2015-2019 que a 2020-2024.