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Hernán
BonillaPresidente y fundador
Los errores del mercantilismo
11/02/2025
Los debates de las últimas semanas sobre la política comercial han revivido la controversia entre proteccionistas y librecambistas, por lo que vale la pena analizar la primera visión económica que defendió la primera posición. Nos referimos a los mercantilistas y analizar sus errores se ha vuelto insólitamente relevante para nuestro tiempo. Los mercantilistas pensaban que la riqueza de un país era el stock de metales preciosos que tuviera acumulado. En consecuencia, creían que al fomentar las exportaciones y limitar al mínimo posible las importaciones se lograría un saldo de la balanza comercial positivo que implicaba la entrada de oro y plata al país. Por lo tanto, recomendaron la aplicación de políticas proteccionistas a ultranza, características del período de predominio de la escuela hasta el siglo XVIII. En muchos casos los autores mercantilistas eran más hombres de acción, vinculados a las grandes compañías comerciales de la época, que teóricos de la economía. Es así como sus obras estaban dedicadas fundamentalmente a defender los privilegios que el Estado les otorgaba a estas empresas, más que a elaborar una teoría propiamente dicha. Este fuerte vínculo entre el Estado y las empresas implicaba necesariamente la existencia de empresarios cortesanos, que son aquéllos que dependen del favor del poder de turno para desarrollar su actividad. Se definen por oposición al empresario emprendedor del capitalismo liberal, cuya suerte depende de sus propias capacidades en un marco institucional preestablecido e impersonal. Para los mercantilistas el espacio de lo público y lo privado se confundía y la “razón de estado” estaba por encima de la libertad del individuo, por lo que a cambio de sus privilegios también fueron, en términos generales, defensores de los absolutismos de la época. También les debemos a los mercantilistas algunos prejuicios del lenguaje que se mantienen hasta hoy, como considerar “favorable” un saldo comercial positivo y “desfavorable” uno negativo. Desde el punto de vista estrictamente económico el error central del mercantilismo es pensar que un país puede hacerse rico mediante la acumulación de metales preciosos a través de alcanzar una balanza comercial positiva en forma indefinida. Fue desenmascarado por David Hume, quien además de ser un célebre filósofo realizó aportes relevantes para el avance de la ciencia económica. Su argumento es sencillo; el ingreso de metal al país (que es un aumento en la cantidad de medios de cambio en circulación) eleva los precios de los bienes, socavando su competitividad para ser exportados. Al mismo tiempo, al aumentar los precios internos, se vuelven más atractivas las importaciones al bajar su precio relativo. Ambos factores -la pérdida de competitividad de las exportaciones y el mayor incentivo económico a importar- conducen a que el saldo de la balanza comercial sea cada vez menos positivo, hasta llegar a cero o incluso volverse negativo. En definitiva, Hume llega a la conclusión correcta de que lo importante para un país es su producción, mientras que la cantidad de oro o plata en circulación puede fluctuar: “En resumen, un gobierno tiene mucha razón en preservar con cuidado a su pueblo y a su industria. Su dinero, puede confiarlo con seguridad al curso de los asuntos humanos, sin miedo ni celos”.