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Hernán
BonillaPresidente y fundador
¿La democracia liberal en crisis?
10/06/2025
La semana pasada estuvo en Montevideo el politólogo argentino Andrés Malamud, invitado por el CED para brindar una conferencia que llevó por título Democracia y liberalismo: ¿Está en crisis la democracia liberal? Como nos tiene acostumbrados Malamud, su charla fue interesante, profunda y sumamente entretenida. Un primer punto relevante para tener presente es que democracia y liberalismo son dos conceptos que pueden ser complementarios, pero que son distintos. Una democracia puede no ser liberal, como de hecho estamos viendo en varios países del mundo actualmente. Un gobierno puede llegar al poder legítimamente por medios democráticos y luego ejercer el poder de forma poco liberal o incluso antiliberal. La democracia es el gobierno de la mayoría, el liberalismo hace al respeto de las minorías -incluido el individuo que es la minoría más chica-, el sistema de pesos y contrapesos, la independencia de los poderes y el funcionamiento normal del Estado de Derecho. De acuerdo a Malamud lo que está en crisis es el liberalismo y no la democracia y, por lo tanto, sí está enfrentando serios problemas la democracia liberal como la conocimos. El asunto podría venir por la insatisfacción de las personas con los resultados de la democracia y el liberalismo, producto de estarle pidiendo a un sistema electoral y a una doctrina efectos materiales específicos que no pueden asegurar. Vale decir, una cosa es pensar que es mejor vivir bajo un sistema que asegure el gobierno de la mayoría bajo ciertas reglas de respeto a los derechos del individuo y otra que ese mismo sistema deba entregar mejoras específicas en la calidad de vida de una sociedad. Sin, embargo, apunta Malamud, esto estaría ocurriendo y por eso gobernantes democráticamente electos pero que no son liberales en sentido amplio en la forma en que gobiernan pueden ser ampliamente populares sin lograr resultados en los temas que más preocupan a la población. El ejemplo de Nayib Bukele en El Salvador es por demás elocuente en este sentido. Ante un país asolado por la violencia, un presidente que ha logrado combatir con brutalidad y éxito este problema haciendo descender drásticamente, verbigracia, la tasa de homicidios, logra un rotundo respaldo popular y no parece ser relevante que sus opositores hayan sido exiliados. De todas formas, Malamud se mostró optimista sobre la salud de la democracia en América Latina. Más allá de los problemas que enfrentan varios países, en su opinión la democracia ha resistido, lo que es una buena noticia. Me cuesta un poco compartir el optimismo de Malamud aunque esté bien fundamentado. Es cierto que la rotación de los partidos en el poder que ha ocurrido en la mayoría de los países de la región en los últimos años es saludable, pero también se están acumulando problemas en algunos pilares centrales para la democracia liberal. La insólita impopularidad de la presidenta peruana, el avance del narcotráfico en Ecuador, el fracaso de Boric en Chile, la creciente inestabilidad en Bolivia, el regreso de la violencia política en Colombia, la destrucción de la independencia de poderes en México, por no hablar de Cuba, Venezuela y Nicaragua, entre otros episodios, muestran que los inconvenientes son realmente importantes. Y si la democracia liberal efectivamente está en crisis no parece haber respuestas fáciles para salir de esta situación.