Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Agustín
Iturralde

Director Ejecutivo

La percepción y la realidad

17/06/2022

Esta semana aparecieron algunas encuestas que muestran que muchas personas tienen una percepción de la realidad bastante más negativa de lo que muestran las cifras duras. En concreto, según la consultora Cifra, la gente cree que la inflación, la seguridad y el empleo están significativamente peor de lo que los datos oficiales dicen que están. ¿Por qué sucede esto? Lo fácil es enojarse y descalificar los datos que no nos gustan, pero sin dudas mucho más útil resulta tratar de entender que información, que proceso, que cosa que no habíamos visto está detrás de esos datos que nos resultan contra intuitivos. Esto, sin dudas, corre para el gobierno y la oposición. Partiendo de no pelearse con la información (siempre que venga de fuentes respetables), hay varias hipótesis para explorar. No es necesario creer que alguien miente o alguna de las fuentes está radicalmente equivocada, creo que es mejor analizarlas como información complementaria. Es evidente que la percepción de las personas sobre el estado de la seguridad pública tiene un valor en sí mismo, más allá de la evolución real del número de delitos. Los datos oficiales parecen contundentes y muestran que los homicidios aumentaron significativamente en lo que va del año, pero también que se sostiene la baja en el resto de los delitos como hurtos y rapiñas. Sin embargo, según Cifra, el 62% de las personas creen que aumentó la inseguridad y solo el 18% que bajó. Claro que ambas cosas no son contradictorias, la existencia de hechos de mucha violencia en algunas zonas de Montevideo parece haber aumentado la percepción de inseguridad de las personas, y es legítimo que así sea. A la hora de hablar de desempleo las opiniones son algo más equilibradas pero los datos oficiales son más contundentes. Hoy hay más personas trabajando y menor desempleo que antes de la pandemia; pero Cifra indicó que el 52% de las personas cree que el desempleo empeoró contra un 35% que dice que mejoró. Las posibles explicaciones en este caso son menos evidentes, quizás haya que buscarla quizás en la calidad del empleo. La recuperación del empleo fue desigual, y para las personas de baja calificación sigue siendo muy difícil encontrar un trabajo de calidad. Personas están subocupadas, a pesar de tener algún tipo de actividad remunerada, pueden seguir percibiendo problemas de empleo. En el caso de la inflación parece más claro. Es verdad que Uruguay, partiendo de niveles inflacionarios elevados, no tuvo un gran salto en su medición del IPC; pero nadie puede dudar de la sensibilidad que tiene el enorme aumento que tuvieron alimentos y energía. La inflación se redujo mínimamente en Uruguay en 2021, pero dada la sensibilidad de los sectores en dónde hubo aumento es comprensible que el 84% de los uruguayos no lo vean así. Ninguna medición es perfecta, son sólo intentos de aproximarse a los hechos. Claro que algunos son intentos mucho más útiles y rigurosos que otros. En un momento tan especial que vive el Uruguay, con mucha sensibilidad y politización ante cualquier dato, conviene mantener la cabeza abierta y tratar de mirar la información que menos nos simpatiza como complementaria para entender una realidad siempre compleja.