Hernán
BonillaPresidente y fundador
El debate sobre el dólar
20/12/2022
Suele suceder que los debates en la opinión pública sobre temas complejos sean de mala calidad. La discusión sobre cuál debería ser el valor del dólar no es la excepción. Entre lo normativo y lo positivo, pasando por las pseudoexplicaciones hallamos de todo como en botica. Intentemos pasar en limpio los hechos para tratar de llegar a alguna conclusión de utilidad. En primer lugar, existe casi unanimidad respecto a que sería deseable que el valor del tipo de cambio fuera algo más alto. Más allá de que el debate sobre la competitividad es mucho más amplio que el precio del dólar, es claro que en el corto plazo tiene una incidencia muy importante. En este sentido, es razonable que el sector exportador plantee su preocupación sobre el asunto. En segundo lugar, la pregunta pertinente es ¿el valor del dólar se debe a la política del Banco Central del Uruguay (BCU)? La respuesta, claramente, es que no. El tipo de cambio se encuentra en un valor que responde a sus fundamentos de mercado, explicado por la estabilidad macroeconómica del país, su bajo riesgo, la entrada de capitales y el crecimiento de las exportaciones, entre las que se encuentran las de la tecnología de la información batiendo récords. ¿El BCU ha intervenido para bajar el valor del dólar? La respuesta, nuevamente, es que no. ¿Podría haber amortiguado la caída? La respuesta es que si, pero no hubiera cambiado la tendencia y solo ligeramente su valor actual. En el largo plazo el valor es el determinado por el mercado y nadie está proponiendo volver a un sistema de tipo de cambio fijo, por suerte. ¿La política de fijación de tasas de interés de referencia está influyendo en el valor del dólar? La verdad es que muy poco, el BCU sigue la estrategia de todos los bancos centrales del mundo en tiempos de alta inflación, lo que sumado a que nuestra economía es bimonetaria pone en cuestión que la tasa de interés en pesos realmente tenga algún impacto. ¿Entonces, no se puede hacer nada? No en el corto plazo. Los pedidos para que “el BCU intervenga” no tienen mayor sentido y en algunos de los actores los que reclaman por un tipo de cambio más alto hay demagogia y populismo. En particular, cuando se hace mención a la diferencia cambiaria con Argentina, allí no hay nada que hacer. Frente a un país que sufre una intensa devaluación no hay receta razonable que pueda evitar el problema. Lo cierto es que el tipo de cambio, si el BCU cumple correctamente con su sistema de objetivos de inflación, es una variable que escapa a su control. Cabe recordar que algunos actores que hoy se quejan del tipo de cambio bajo en marzo y abril de 2022 se quejaban del tipo de cambio alto. Aquí hay mucho de criticar por criticar. Finalmente, también hay un aspecto que pasa bastante desapercibido en este debate y es que los consumidores uruguayos con ingresos en pesos (la gran mayoría) se ven beneficiados al tener un mayor poder de compra. Esto debe un dolor de cabeza para los que acusan al gobierno de beneficiar a los “malla oro”, pero es una realidad incontrastable. Lo cierto es que vale más la pena dedicarse a los temas de fondo para que Uruguay sea un país competitivo en base al incremento de su productividad y no a abaratarse a través de devaluaciones.