Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Hernán
Bonilla

Presidente y fundador

Lecciones de dos siglos

26/08/2025

Ayer conmemoramos los doscientos años de la declaración de nuestra independencia en la piedra alta de la Florida. Amén de las polémicas sobre la fecha de nuestra emancipación, y cayendo inevitablemente en la devoción por el sistema decimal que sorprendía a Borges, vale la pena apreciar algunas lecciones que pueden extraerse del bicentenario devenir de nuestra historia económica. La primera lección es que a nuestra economía le fue mucho mejor con la apertura que con el proteccionismo, más allá del contexto internacional. El tercer cuarto del siglo XIX y la apertura posterior a la década de 1970 es elocuente sobre los beneficios del libre comercio, así como la etapa proteccionista que se inicia en 1875 y se va profundizando a comienzos del siglo XX y se despliega con especial intensidad desde la década del treinta a la del cincuenta fue una verdadera tragedia. Esta lección vale tenerla presente en tiempos en que el proteccionismo vuelve a estar de moda en el mundo y hasta tiene expresiones ridículas en nuestro país: Uruguay no tiene alternativas a la mayor apertura posible. Una segunda lección es que nos fue mucho mejor con un Estado acotado en su tamaño y sus funciones que cuando se desbocó y pretendió controlar la economía. Uruguay alcanzó el mismo ingreso por habitantes que los países desarrollados hacia el final de su etapa liberal con el militarismo decimonónico y la economía se estrelló con un estancamiento generalizado cuando el Estado controlaba el comercio exterior, el mercado cambiario, fijaba precios máximos, determinaba salarios y decidía la vida y muerte de las empresas. Al mismo tiempo el empleo público alcanzó máximos históricos, las empresas públicas monopólicas esclerosaban la economía y el paroxismo de nuestra socialdemocracia se mostró impotente para encontrar soluciones. Una tercera lección es que la mala política económica, tanto en términos fiscales como monetarios, cambiarios o de ingresos tiene consecuencias reales sobre la población. Nos costó mucho comprender que los déficits fiscales abultados terminaban en crisis de deuda o en episodios de inflación elevada pero la lección, en buena medida fue aprendida a partir de la ultima década del siglo XX. Nuestros ciclos económicos exageradamente amplios tuvieron costos muy elevados para la población y por eso es una buena noticia cuándo el riesgo país es históricamente bajo, cuando nuestra deuda tiene plazos largos a tasas bajas o cuando la inflación alcanza niveles razonables a nivel internacional. Una cuarta lección, de valor universal, es que pequeños cambios en la tasa de crecimiento producen grandes cambios en el largo plazo. Podemos ver el vaso medio lleno o vacío, como en cualquier caso, pero es igualmente cierto que la economía Uruguay en una mirada de siglo y medio hacia atrás se va quedando, crece cada vez relativamente menos que los países de mejor desempeño como que si miramos las últimas cuatro décadas desde la recuperación democrática hemos tenido avances significativos. Con todo, el foco principal de nuestros desvelos debe ser cómo crecemos más para tener más recursos para mejorar la calidad de vida en nuestro territorio. Existen, naturalmente, más lecciones de interés que quizá podamos seguir compartiendo con el amable lector en las próximas semanas.