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Hernán
BonillaPresidente y fundador
Una decisión vergonzosa
19/08/2025
fines de la semana pasada se conoció la decisión del Poder Ejecutivo de “congelar” el acuerdo entre la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la Universidad Hebrea de Jerusalén, “por la situación que se está dando en Medio Oriente” según declaró el canciller Lubetkin. Esta determinación es profundamente equivocada en su forma y en su fondo que genera un daño importante al Uruguay, más allá de lo que puede observarse en primera instancia. En primer lugar, no es razonable que un acuerdo de cooperación académica que incluía la creación de una Oficina de Innovación y Emprendedurismo de la que iban a beneficiarse esencialmente cientos de emprendedores uruguayos esté sometida a los avatares de las opiniones políticas del gobierno de turno. Más aún en el caso de una universidad que no tiene arte ni parte en el conflicto de Medio Oriente. Las políticas de estado se desarrollan a lo largo del tiempo, más aún en el terreno científico y no pueden ser rehenes de los caprichos de los políticos con una cuota de poder temporal. En segundo lugar, la ANII y especialmente su presidente quedaron muy mal parados, comunicando una decisión política ajena a sus cometidos. La ANII se supone que es una persona de derecho público no estatal y quedó en esta instancia como mero títere de una decisión del gobierno, algo que la desprestigia enormemente ante los ojos de todas sus contrapartes que tomaron nota de esta debilidad institucional. En tercer lugar, lo que se frena no son solamente los intercambios académicos enfocados en la innovación sino las posibilidades reales de trabajar en la llegada de inversiones y empresas a nuestro país. La renuncia indeclinable del asesor Salomón Vilensky -que estaba trabajando activamente en este asunto y con empresas de gran porte- luego de enterarse de la decisión del gobierno por la prensa, es quizá el más claro ejemplo de la enorme pérdida que estamos sufriendo. En cuarto lugar, quien se perjudica con este “congelamiento” es Uruguay no Israel. Nuestro país tiene un rezago relativo notable en materia de inversión en ciencia e innovación mientras que Israel es el país que más invierte en el mundo, con más de 6 puntos del producto, duplicando a quienes lo siguen. Este acuerdo era netamente beneficioso para Uruguay y no implica sanción de ninguna especie para Israel por lo que luce doblemente absurda la determinación. En quinto lugar, Uruguay puede manifestar su posición sobre el conflicto en Medio Oriente por distintos medios, como las declaraciones de la Cancillería, las determinaciones en organismos internacionales o las comunicaciones bilaterales con el Estado de Israel. Pretender realizar una declaración de índole policía quitándole apoyo a los innovadores y emprendedores uruguayos además de ridículo es directamente una estupidez. Finalmente, cabe recordar que la Universidad Hebrea de Jerusalén es anterior al Estado de Israel y fue fundada, entre otros, por Albert Einstein. Hace unas semanas tuvimos la noticia de que unos delincuentes robaron un brazo de la estatua en que Einstein aparece conversando con Carlos Vaz Ferreira en la Plaza de los Bomberos. Con esta decisión el gobierno Uruguayo, con igual estolidez, decidió cortarle los dos brazos a todo lo que representa Carlos Vaz Ferreira.