Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
Menos moralina, por favor
16/09/2022
Se reunieron los presidentes de los partidos políticos. La preocupación parece ser mejorar el clima político e intentar “bajar la pelota al piso”. Sin dudas, un fin loable y compartible. Sin embargo, para que esto no sea solo una linda foto y declaración de buenas intenciones falta aclarar alguna cosa más. Hay dos cuestiones sobre el encuentro que hay que desentrañar. Primero, cuestionarnos cuán pertinente es la iniciativa en este momento, ¿está pasando algo novedoso en materia de polarización o agresividad política? En segundo lugar, dando por bueno que la respuesta a la pregunta anterior es sí ¿sirven para algo iniciativas como la del martes, o no cambian nada? Sobre lo primero creo que, sin dramatizar, la respuesta es sí. La discusión política en Uruguay está más crispada que de costumbre. El reacomodo de roles luego de las elecciones de 2019 le costó bastante a más de uno. Mucho enojo, mucha acusación, mucho adjetivo innecesario sobreactuando lo que deberían ser disputas políticas cotidianas. En particular, hay un recurso del que se está abusando que creo es el síntoma más claro de esta polarización: la acusación y el recurso moral permanente. Cuando esto se hace el recurso no es que “mis ideas o propuestas son mejores que las tuyas”, sino que “yo, y los míos, somos superiores moralmente que vos y los tuyos”. Si el debate político se plantea permanentemente en términos morales queda muy poco espacio para el acuerdo. No encuentro mejor ejemplo que la propia reacción de algunos en el Frente Amplio a la iniciativa del Fernando Pereira; en el Partido Socialista criticaron juntarse con los otros partidos porque “la mayor violencia (…) es la desigualdad y el hambre”. Claro, si yo creo que el otro “gobierna para los ricos” y su objetivo es sembrar desigualdad y hambre, ¿qué diálogo puedo tener? El abuso del recurso moral es típico de los partidos populistas, esto quedó muy claro en España. Pablo Iglesias y Podemos crecieron muchísimo, reivindicando ser “gente decente” en contraposición a sus adversarios social-demócratas, conservadores y liberales. Más acá en el tiempo el populismo de derecha de Vox también encontró eficaz esta receta. Claro que es efectivo para levantar a la hinchada y aglutinar a los tuyos, pero también es peligroso. La disputa política republicana puede ser dura sobre ideas y principios, pero requiere reconocer en el otro un adversario legítimo bien intencionado. Aquello de “firme con las ideas y suave con las personas”. Para cerrar, un comentario sobre cómo podemos hacer útiles encuentros como el del martes. Sería muy útil pasar a lo concreto. ¿En qué temas concretos los partidos pueden mostrar cosas que ayuden a bajar el tono? Si de verdad se quiere mover la aguja, se podría pasar a lo concreto, aunque sea en chico. Que tal si en algún tema particular los partidos muestra esta intención de cambio de tono. Se me ocurren dos, uno que parece ser preocupación de cada uno de los bloques políticos: la reforma de la seguridad social y la ley de financiamiento de los partidos políticos. Que creíble sería la voluntad de “bajar la pelota al piso” si los partidos acordaran avanzar juntos en estos dos temas para los que los consensos son imprescindibles o muy deseables.