Hace un par de semanas, el economista argentino Carlos Melconian visitó nuestro país para compartir algunas ideas sobre lo que podemos esperar para Argentina en los próximos meses. Pocas veces se tiene el placer de escuchar a alguien que combina profundidad, rigurosidad y una gran capacidad de comunicación. En su conferencia él manejó numerosos temas interesantes, en particular quisiera destacar dos asuntos centrales para entender la Argentina de los próximos meses y años. Primero, en los próximos meses en Argentina van a haber inestabilidades económicas, algo va a pasar. Muchos precios están totalmente distorsionados, dentro de estas distorsiones, que impiden un funcionamiento mínimamente saludable de la economía, hay una que destaca: el precio del dólar. El Banco Central insiste en decir que el dólar vale un precio por el que nadie quiere vender y todos comprar. Es evidente que esto no es sostenible y va llegando la hora de un salto devaluatorio del “dólar oficial” con su consecuente salto inflacionario. ¿Cuándo ocurrirá? Nadie lo sabe con precisión, pero todo indica que será más temprano que tarde. ¿Cómo viene aguantando esto el gobierno? Con un Banco Central que vende dólares y restringe las importaciones, parece claro que este camino está agotado y por eso se fue Guzman y Batakis duró lo que duró. En agosto asumió Sergio Massa y vendió cierta estabilización con promesas de racionalidad económica. “La primavera massista” duró poco y en septiembre tuvo que hacer alguna treta para evitar ese salto cambiario. La maniobra fue darle un plus a “los sojeros” para que liquiden sus dólares, funcionó y en septiembre adelantó el ingreso de US$ 3.000 millones. Este dió oxígeno pero se lo consumieron rapidito. Hoy el gobierno intenta replicar el “dólar soja” de septiembre con el “dólar Catar”. Claramente su impacto será ínfimo. En noviembre, en diciembre, o en los primeros meses del año que viene el dólar oficial en Argentina va a subir y eso se va a ir a la inflación. Si logran hacer eso con éxito eso implicaría un “achicamiento” de la brecha con el “blue” y una leve mejora de nuestros problemas de competitividad. Si sale mal, la escalada de todos los dólares argentinos empobrecerá aún más a nuestros vecinos y dejará a nuestro país aún más caro de lo que estamos para ellos. El próximo gobierno tendrá una tarea dificilísima pero una ventaja: es más claro el camino ya que son menos las alternativas en comparación a lo que tuvo Macri en 2015 o Alberto en 2019. El “gradualismo” no estará en la mesa. Según Melconian tendrá que ocurrir una “cirugía a corazón abierto” para tratar de normalizar el frente cambiario, corregir precios relativos y consolidar lo fiscal. Resta saber en qué estado entregará la economía en cuanto a atraso cambiario, déficit fiscal y nivel de ingresos y pobreza; pero en ningún caso será bueno. Melconian, con buen criterio, advierte que no habrá margen para bajar impuestos en una primera etapa si de verdad se quiere un plan de estabilización exitoso. La gran tarea de Argentina a partir de diciembre de 2023 será nuevamente intentar ser normal. Tener una economía de mercado, respeto a la propiedad privada, precios que reflejen preferencias y una estabilización que le permita a las empresas y a las personas planificar y mirar más allá del próximo mes.