Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Agustín
Iturralde

Director Ejecutivo

El metrobús y Garzón

21/10/2022

Cuando en 2009 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció la construcción de un BRT (Bus Rapid Transit) en la 9 de Julio la resistencia fue transversal. ¿Cómo van a cambiar una avenida tan emblemática para “imponer” una idea tan ajena al sentido común de los habitantes? Desde el “New York Times” hasta la entonces presidenta Cristina Kirchner se manifestaron pronosticando el desastre. Ni que hablar las empresas de buses: “esto siempre funcionó así y funciona bien”. La mayor parte de la opinión pública miraba con mucha desconfianza. Dos años después, en las elecciones de 2011 todavía no estaba claro el destino de la idea, el candidato opositor prometía levantar todo el metrobús. Hoy toda aquella resistencia envejeció muy mal dado que se trata de una política muy popular. Vecinos, comerciantes y hasta conductores de buses la valoran y piden su extensión. La semana pasada Guillermo Dietrich, ex Ministro de Transporte de Argentina y uno de los impulsores del Metrobús estuvo en Montevideo contando cosas concretas y valiosas sobre la transformación en las ciudades. Su exposición de menos de 30 minutos debería ser obligatoria para todos los hacedores de políticas públicas. ¿Por qué este cambio brutal en la principal avenida de una metrópolis de 15 millones de personas funcionó y la “misma idea” en nuestra avenida Garzón de Montevideo fue un desastre? Comparto tres puntas que dejó Dietrich que ayudan a entender. Primero lo obvio: la implementación. Una buena idea mal implementada puede deslegitimarla ante la opinión pública por años. Ese quizás es el principal daño, más que los millones de dólares, que el corredor Garzón (o los carriles solo bus simbólicos) hizo. No va a ser simple volver a intentar con la idea del BRT en Montevideo. Segundo, hay que planificar atendiendo a todos los “stakeholders”: vecinos, empresas, ambientalistas, etc. No existe “copiar y pegar” una idea importada necesita ser adaptada a la realidad local. Pero una vez comienza a implementar hay que ser consistente y tener “espalda para bancar” la idea mientras se termina de implementar. Tercero, es clave comunicar bien e ir mostrando logros. Parece razonable ir por etapas empezando por lo “más simple” de forma de que la transformación vaya ganando legitimidad social. Las transformaciones más importantes son siempre culturales y no físicas. Hay que tener una visión de hacia dónde se va la ciudad, y hablar de ella. Estos aprendizajes son válidos para las políticas públicas en general. Sin embargo, a nivel de ciudad de Montevideo creo que se hace brutal el contraste. Hace mucho que no parece haber una visión de hacia dónde va la ciudad. ¿Qué apuesta de fondo hay en el tema movilidad? ¿Cómo salimos de la trampa del congestionamiento de un parque automotor creciente? ¿Cómo se revalorizan las zonas deprimidas? ¿Cómo se hace más amable la ciudad para el peatón, en especial para las personas mayores? En 2025 serán 35 años del mismo partido gobernando Montevideo, pero sorprendentemente son pocas las constantes entre los gobiernos. Mi impresión es que, hay mejores y peores gestiones, pero sin dudas no hay una visión de hacia dónde queremos llevar nuestra ciudad en las próximas décadas.