Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
Una vaca atada menos
13/01/2023
Ayer se cumplió un año de vigencia de la portabilidad numérica en Uruguay, pocas veces los resultados de una política son tan nítidos en un plazo tan corto. Cualquiera que se acerque con honestidad y sin excesivos prejuicios previos verá cómo se materializa lo que era previsible de acuerdo a la abundante experiencia internacional. Se trató de una política beneficiosa para los consumidores y para el Uruguay todo. ¿Qué pasó? En corto el mercado de teléfonos móviles siguió creciendo bajo el liderazgo de ANTEL que aumenta su participación levemente a casi la mitad del mercado. Los movimientos entre compañías son pequeños y el saldo neto da una ganancia neta leve de Claro sobre Movistar. Pero lo principal fue la caída sustancial del precio promedio pago por los consumidores uruguayos. En un ranking publicado por el portal británico cable.co.uk, en 2022 el precio promedio del gigabyte pago en nuestro país fue el más barato de la región y el noveno del mundo (USD 0,27). La caída se da en los últimos 3 años, pero especialmente en 2022 donde se reduce casi la sexta parte. Podríamos dedicar algunas líneas a recordar los pronósticos de catástrofe solo por el hecho de aplicar un cambio regulatorio que intensifica la competencia y es la norma en casi todo el mundo. Lo “raro” o “radical” era pretender que el éxito de ANTEL se sostenga en tener de rehenes a sus consumidores, y de paso permitirselo a dos empresas privadas. El problema de la regulación previa es que volvía altísimo el costo de cambiar de proveedor (perder el número de teléfono). Como resultado las empoderadas eran las empresas que necesitaban muy poco para retener a sus usuarios y podían obtener mayores rentabilidades a costa de consumidores cautivos. Tal como indica Luigi Zangale, la verdadera dicotomía no es estado versus mercado; sino reglas pro competencia que ponen al ciudadano en el centro versus reglas anti competitivas que permiten a las empresas abusar de su posición. La portabilidad numérica es el ejemplo de manual de esta diferencia. Pero cuidado, en Uruguay hemos avanzado pero seguimos teniendo muchísimos mercados poco competitivos, y esa es la principal razón de porqué tenemos un país tan caro. ¿Por qué tenemos un precio del gigabyte competitivo pero no del combustible? ¿Por qué pagamos en el supermercado productos nacionales e importados tanto más caros que en los países vecinos? La respuesta corta es falta de competencia. Empresas públicas y privadas, nacionales y extranjeras que no compiten o lo hacen sólo parcialmente, y que tienen “la vaca atada”. Claro que es lindo defender a las empresas conocidas y a sus trabajadores, pero cuando la regulación inhibe la competencia se mejora la situación de pocos a costa del bienestar de muchos. Tener mercados más competitivos es una política popular, es una política que nos permitirá tener mejor calidad y menores precios. Pocas cosas más relevantes que lograr que Uruguay sea un país “más pagable” para los sectores populares. No tengan dudas que en unos años nos va a parecer una locura que las empresas hayan sido las dueñas de nuestros números de teléfono. Ojalá este pequeño éxito en la re-regulación del mercado telefónico sirva de impulso para seguir “desatando vacas”.