Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
Inflación, salario real y malla oro
06/01/2023
El pasado miércoles confirmamos que en diciembre los precios bajaron un 0,26% en promedio, en consecuencia el 2022 cerró con un aumento de precios del orden del 8,3%. La buena noticia es que, por primera vez en el quinquenio, el salario real privado cierra el año 1,2% por encima que 12 meses antes. Recordemos brevemente cómo fue la evolución reciente del salario real en nuestro país. Desde 2019 (inclusive) el salario real presenta una caída moderada. En 2020, pandemia mediante, el gobierno, las cámaras empresariales y el PIT CNT firmaron el famoso “acuerdo puente” que aceptaba caída salarial para 2020 y por arrastre para 2021. Más inesperada fue la continuación de la caída del salario durante el primer semestre de 2022; esta se debió básicamente al brusco aumento de los precios de los alimentos y de la energía en todo el mundo. Resumiendo el salario real privado, cerró en 2022 1,2% por encima del 2021, pero aún 2,4% menos que al cierre del año 2019. Tal como comentamos la semana pasada la evolución de las variables económicas durante el segundo semestre mostró diferencias sustanciales respecto al primero, destacándose la mejora en la capacidad de compra de los hogares (la mejora del salario real privado es de 2,4% con respecto a junio 22). En términos políticos lo más relevante es que el gobierno aún está en carrera para cumplir su meta de recuperar los niveles salariales de inicio del gobierno. Hace tan solo 6 meses la meta se alejaba y varios creían que ya no era posible, hoy no parece ninguna locura. Los pronósticos parecen coincidentes en que la recuperación salarial continuará en 2023, menos claro es en qué nivel exacto estará al final del quinquenio. A la luz de estos últimos datos es interesante volver a repasar los discursos sobre quién se beneficia y quién se perjudica con las políticas económicas del gobierno. En pocos temas se escuchó y leyó tanto panfleto y griterío como en la discusión “distributiva”, en particular en las últimas semanas cuando a las acusaciones del “gobierno para los malla de oro” se sumaron algunos señalamientos fuertes desde mundo empresarial por la política monetaria y el valor del dólar. Parece difícil que el gobierno pueda estar llevando adelante una política deliberada de baja de los ingresos de los asalariados y al mismo tiempo estar exterminando la rentabilidad empresarial luego de dos años de crecimiento del 5% promedio. Que el gobierno tenga capacidad de incidencia sobre el salario real, el valor del dólar, o el empleo está lejísimos de querer decir que pueda fijarlos, y muchísimo menos alguien puede plantear seriamente que el gobierno es capaz de fijar todas estas a la vez. Ni el gobierno tenía antes una política deliberada de destrucción del salario para favorecer a los malla oro ni tiene ahora una estrategia de atraso cambiario para recuperar el poder de compra de la gente. Si es verdad que en los primeros dos años el gobierno parece haber priorizado ordenar las cuentas, promover la inversión privada y mejorar los niveles de empleo. A partir del segundo semestre de 2022, y presumiblemente en 2023, parece que la mejora del poder adquisitivo de las familias y hogares tomará un protagonismo mayor. Se puede discutir y discrepar con esto sin ver conspiraciones ni descalificar moralmente al adversario.