Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
¿Peor la maldad o la ignorancia?
02/06/2022
Claro que es mucho más reprobable una mala persona que una ignorante. Pero la pregunta que quiero discutir en este espacio es otra, ¿qué genera más daño a la sociedad? En especial en cuanto a las personas que tienen responsabilidades de liderazgo. En Uruguay el vínculo entre el mundo del trabajo y la educación es casi nulo. El único indicador conocido, al menos por el Centro de Estudios para el Desarrollo, que intenta medirlo (extraído de las pruebas Pisa de 2006) dice que Uruguay es el país en donde el mundo empresarial e industrial incide menos en la currícula educativa, básicamente nada. Uruguay está último entre más de 60 países considerados. Esto sucede mientras tenemos la menor proporción de jóvenes que terminan secundaria de la región y niveles extraordinariamente altos de desempleo juvenil, ninguna de las dos cosas son la regla en el mundo. Además el desempleo entre quienes finalizan el liceo es muy similar al que enfrentan quienes no lo hacen. Es decir, efectivamente terminar el liceo no es particularmente útil para tener más posibilidades de estar empleado. El abandono del liceo (para quienes no van a seguir estudiando luego) es perfectamente racional, en parte. ¿No habrá llegado la hora de cuestionar nuestra currícula a fondo? Estos días me crucé con una columna en La Diaria de un consejero de ANEP. En pocas oportunidades veo tan claro el perjuicio que generan las malas ideas, aunque vengan de alguien que asumo es una buena persona. Lo expuesto me resulta brutalmente equivocado y con una capacidad de hacer daño enorme en boca de un integrante del máximo órgano de la principal institución educativa de nuestro país. La columna es un rejunte de lugares comunes; se critica la “teoría del capital humano” y a la “pedagogía bancomundialista” mientras que se romantiza a Paulo Freire y los enfoques enciclopedistas del siglo XIX. El objetivo central de dicha columna es oponerse a la “transformación curricular” aprobada recientemente por ANEP. Sin ser del todo explícito queda claro que este consejero de ANEP se enfrenta a cualquier intento de acercar el mundo del trabajo a la educación. El instinto conservador es brutal. En un país donde los jóvenes dicen que no estudian porque no les sirve (y las cifras en buena medida les dan la razón) se pretende mantener intacto el enfoque enciclopedista que viene del siglo XIX. De paso se soslaya afinidades con la dictadura a quien propone cambiar esta mirada. La educación no está mal porque haya gente malvada. La educación en Uruguay está muy mal porque hay mucha gente con ideas muy atrasadas en lugares claves, y que pone en el centro a estas ideas en lugar de al alumno. En casos como este se me hace evidente el potencial de daño de las malas ideas. Los jóvenes y el Uruguay todo se juega la vida en tener una educación mucho más aggiornada, mucho más interesante y sí, también mucho más útil para el mercado de trabajo. Ideas como las expresadas en la columna del 17 de mayo en La Diaria son tremendamente dañinas. No tengo dudas que los problemas sociales tienen implicancias éticas, pero creo que solemos subestimar el daño que hace la torpeza, el dogmatismo y la ignorancia.