Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
Es legítimo
09/12/2021
Me tiene bastante harto la indignación por cada paso del adversario, en particular en referencia a la Ley de Urgente Consideración. Lo que creo que a varios les está costando entender es que también son legítimos los recursos políticos del adversario. Es legítimo que un gobierno quiera impulsar una agenda ambiciosa en el primer año de su mandato, y que para eso haga uso de un instrumento legal con larga historia como son las leyes de urgente consideración. Parecerá más o menos oportuno, pero todo está perfectamente ajustado a la Constitución y a las leyes. También es legítimo que los descontentos se movilicen y organicen. Que protesten y recurran a canales institucionales y democráticos para frenar lo que consideran es una mala iniciativa. No solo es legítimo, es fantástico que vivamos en un país que esta sea la forma de dirimir disputas. Los mecanismos de democracia directa son una válvula de escape del descontento popular. Naturalmente en este contexto es legítimo que el gobierno salga a defender esta ley, que es su ley y fue antes su programa de gobierno. No solo es legítimo, es lógico y necesario, el referéndum está poniendo en entredicho la propia agenda del gobierno. Según los principales constitucionalistas, el Presidente de la República no tiene ninguna inhibición para expresar su postura y explicar a la ciudadanía porqué cree que esta ley es positiva para Uruguay. Es legítimo, y no se quien podría esperar otra cosa, que organizaciones sociales vinculadas a la izquierda sean parte activa de la campaña por el referéndum tal como lo fueron de la juntada de firmas. La representación de las personas, en las democracias fuertes, no descansa y exclusivamente en los partidos y otras organizaciones tienen mucho para hacer y decir. Claro que no todo lo que viene pasando es legítimo, no lo es mentir, tergiversar y asustar sin fundamentos. Es verdad que eso también es parte de la campaña, pero sinceramente no creo sea la principal. Creo que estamos invirtiendo demasiado tiempo en indignarnos por las patologías de una campaña en la que sin dudas hay actores haciendo un papel lamentable y no legítimo. Pero eso no es lo fundamental de lo que está pasando, lo central es que estamos ante una disputa política democrática e institucional que se dirimirá en las urnas. Y que en ese marco, el adversario puede hacer cosas que nos gusten más o menos pero que en general son legítimas. Estamos ante una disputa política democrática e institucional que se dirimirá en las urnas. Hace dos años ganó un nuevo gobierno con una agenda difundida en campaña que se implementó parcialmente a través de una ley. Una parte de la ciudadanía, representada por partidos y organizaciones sociales que se oponen a esa agenda, se organizó y canalizo institucionalmente el descontento. Las urnas van a decir quién está sintonizando mejor con la voluntad popular y listo. El 28 de marzo la vida sigue. En el arranque formal de esta campaña, que en realidad comenzó hace rato, vale recordar esto e invitar a bajar la pelota al piso. Es fundamental que todos reconozcamos al adversario político como representante de una expresión genuina del Uruguay y que, salvo excepciones, son legitimas las formas en las que está dando su batalla.