Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Agustín
Iturralde

Director Ejecutivo

Los números sí mienten

11/02/2022

Ronald Coase decía que “si torturas los datos lo suficiente, estos te confesarán lo que sea. Esto lo recordaba un tuitero estos días a raíz de un informe de dos economistas difundido en TV Ciudad que analizaba las variaciones del salario y de los precios de los combustibles en los tres gobiernos del Frente Amplio y en lo que va del actual. La comparación no tenía ningún otro sentido que la acumulación política partidaria; desde una mirada económica no aportaba absolutamente nada al análisis. El análisis fue realizado por dos profesionales capaces de los que no tengo por que dudar de su buena fe (uno de ellos reconoció las limitaciones y se comprometió a profundizar el análisis). Pero el problema de fondo es otro, lo fácil que resulta para cualquiera que maneje datos plantearlos de alguna forma en la que es posible hacerlos decir cualquier cosa. Los anglosajones le llaman a esto “cherry picking”, la expresión hace la analogía entre la cuidadosa selección de cerezas en la cosecha, con la forma en la que algunos eligen algunos datos que les sirven para “respaldar” sus prejuicios. Sí, es muy fácil encontrar datos que muestren que la economía está despegando y que la gente mejora sus condiciones de vida, así como encontrar otros que muestre un terrible estancamiento y sufrimiento social. ¿Cómo hacer entonces para saber a qué datos hay que atender y creer? ¿Cómo evitar ser objeto de las más burdas manipulaciones? No hay soluciones simples. Lo principal es la credibilidad de la fuente, encontrar medios y personas en cuya reputación podamos descansar. Sin embargo también es bueno saber que variables y formas de leerlas son “más nobles”, menos manipulables y, en general, reflejan mejor la realidad. En ese sentido, a la hora de analizar la evolución del mercado laboral la recomendación es poner la atención en la tasa de empleo más que en el desempleo. El empleo es un dato menos volátil, expresa la cantidad de personas que efectivamente trabajan y lo divide entre la población en edad de trabajar. El dato de desempleo, mucho más popular, es bastante más volátil y menos relevante en coyunturas especiales en donde mucha gente que no trabaja empieza o deja de buscar trabajo. Por ejemplo en el peor momento de la pandemia el desempleo apenas registraba el enorme daño ocurrido. Más actual en la discusión pública son las consideraciones sobre el bienestar material de las personas y de los hogares. Se dicen cosas absolutamente contradictorias sobre esto. Acá mi recomendación es ir a variables más integrales como el ingreso de los hogares por sobre otras como la evolución del salario real. La explicación es obvia, el salario no considera cuánta gente trabajó, el ingreso de los hogares sí. Entre 2017 y 2019 vimos cómo mejoraban los salarios mientras empeoraba el ingreso de los hogares y subía levemente la pobreza. En 2021 pasó lo inverso, cayeron cerca de 1,5% los salarios pero el ingreso de los hogares mejoró por primera vez en 4 años. La campaña hacia el referéndum está llegando a niveles paupérrimos. Creo que desde que asumió el nuevo gobierno muchas personas vienen perdiendo puntos básicos, radicalizando y exagerando sus posiciones. Nadie está a salvo de esto, tampoco quienes nos creemos objetivos por manejar cifras.