![]()
Agustín
IturraldeDirector Ejecutivo
El fin de la inocencia
21/03/2005
Juan Ignacio Zoido, un europarlamentario español, brindó una conferencia con este título que describe acertadamente la realidad de la Unión Europea. En los últimos 10 meses las cosas en Bruselas cambiaron más que en los 10 años anteriores. El vuelco hacia el pragmatismo y la honestidad en los discursos de los líderes europeos es muy saludable. De golpe los europeos están obligados a abordar discusiones que habían preferido ignorar. Temas que se hablaban solo por lo bajo están hoy en el centro del debate. Específicamente dos: la necesidad de aumentar el gasto en defensa y la de emprender reformas procompetitividad. Hablar de gastar más en armas era inviable hasta hace poco. Hoy es casi unánime que EEUU no es más un aliado en el que se puede tercerizar su defensa y que no existe ninguna alternativa mejor que gastar mucho en armamento. Esto implica romper con décadas de desmovilización militar y explicar a la ciudadanía que habrá menos recursos para salud, educación y jubilaciones. Pero además implica que Alemania, la principal economía del bloque, realice un rearme de grandes proporciones que por obvios motivos históricos es removedor. Trump, con su aislacionismo y su casi neutralidad en el conflicto de Ucrania, obliga a Europa a despertar en materia militar. La presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen, presentó en sus primeros 100 días el Plan ReArm Europe para movilizar hasta 800.000 millones de euros. Un cambio astronómico de política. Pero no solo en el frente militar el discurso de los líderes europeos está cambiando. La necesidad de reformas profundas para volver más competitiva su economía también está presente. Por lo bajo muchos reconocían que había problemas con los niveles de burocracia, el abuso regulatorio, el proteccionismo y la situación de los mercados laborales en muchos países. Pero eran conversaciones imposibles de dar públicamente. Ningún líder europeo parecía tener incentivos para inmolarse cuestionando alguna regulación ambiental, perdiendo un mercado laboral más ágil, o pidiendo reducir la carísima burocracia. Sin embargo en septiembre de 2024 se presentó el informe “Draghi” que resuena por todo Bruselas, el mismo revela que si Europa no toma medidas drásticas para innovar y adaptarse a las nuevas dinámicas del mercado, podría quedar atrapada en una espiral de estancamiento. En este caso, el detonante fue el freno de la economía alemana, motor de Europa. El modelo germánico, había sido exitoso en base a una industria muy competitiva gracias al gas barato ruso y a un mercado chino pujante que compraba autos y bienes industriales sofisticados. Hoy ya no cuentan ni con el gas barato ni con el mercado asiático pujante. Seguir haciendo lo mismo es una muy mala idea, y Merz el ganador de las elecciones alemanas parece tenerlo muy claro. Europa tiene la imperiosa necesidad de repensar su lugar en el mundo. La buena noticia para el Mercosur es que este aparente despertar también puede ayudar en la tan esperada concreción del acuerdo con el Mercosur. De alguna forma las malas ideas de Trump, militares y económicas, parecen estar siendo el empujón que Europa necesitaba para despertarse.