Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Agustín
Iturralde

Director Ejecutivo

Goldin y la brecha

13/10/2023

Claudia Goldin es la primera mujer en recibir el premio Nobel de economía de forma individual. Merecido premio para una persona que arrojó luz en un tema que hace años estaba en el centro del debate que, hasta Goldin, carecía de un buen diagnóstico, lo cual hacía casi imposible pensar en soluciones efectivas. La brecha de género existe. Las mujeres ganan menos por hora trabajada que sus pares hombres igualmente formados. Quizás el principal aporte de Goldin está en explicar las causas de esta brecha. Según la premio Nobel, lo que sucede es que las mujeres demandan en mayor proporción empleos más flexibles que les permitan compatibilizar sus responsabilidades laborales con las familiares; mientras que los hombres son más propensos a aceptar regímenes menos flexibles. Claro, esto tiene una causa notoria: las mujeres siguen cargando con el mayor peso de las tareas domésticas; y una consecuencia: los niveles de remuneración de estos empleos más flexibles son menores que los que aceptan sus pares varones. Este aporte es muy relevante, y creo cumple con poner las cosas en su lugar en un tema técnico pero con evidentes implicancias políticas. Gracias a Goldin sabemos que la brecha de género aparece recién con el nacimiento del primer hijo y entendemos mejor cómo funciona. Al entender que si es verdad que las mujeres ganan menos, pero no es discriminación del empresario sino parte de un mecanismo mucho más profundo, se vuelve bastante más probable tener éxitos en la solución al mismo. Goldin también echó luz sobre otras ideas incorrectas. Haciendo un admirable análisis de construcción de bases históricas y analizando lo sucedido durante más de 200 años, mostró que no es verdad que las mujeres se incorporaron al mercado de trabajo en el siglo XX. En realidad la participación de las mujeres en el trabajo remunerado tiene forma de U. Ella prueba que durante el siglo XIX en la medida que las sociedades se iban industrializando la proporción de mujeres casadas que trabajaban iba cayendo, las mujeres sí trabajaban en las sociedades agrarias “más atrasadas” y empezaron a “no hacerlo” con el avance de la sociedad industrial. Luego durante el siglo XX las economías se van enfocando en los servicios, la mujeres aumentan sus niveles educativos y se extiende el uso de los anticonceptivos; consecuentemente la participación de mujeres casadas en el mercado laboral vuelve a aumentar. La verdad da gusto leer académicos que hacen aportes concretos, basados en evidencia y relevantes a problemas sociales. En este caso lo aportado de Goldin debería ayudar a centrar una discusión que a veces se presta al fanatismo. Hay tres conceptos que todos deberíamos aceptar salvo que aparezca nueva evidencia: i) las mujeres ya trabajaban mucho en las sociedades agrícolas; la idea de mujeres dedicadas a tareas domésticas responde a la realidad de fines de siglo XIX y comienzos del XX; ii) la brecha salarial entre hombres y mujeres existe y es significativa cuando se compara la remuneración de hombres y mujeres con hijos; iii) la explicación de la brecha es que las mujeres demandan empleos más flexibles, lo cual tiene una causa en la mayor carga de trabajo no remunerado que las mujeres siguen afrontando.