Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Hernán
Bonilla

Presidente y fundador

La división del trabajo

17/10/2023

Desde la propia introducción de La Riqueza de las Naciones Adam Smith establece una definición que rompe con la tradición mercantilista y que nos aproxima a la concepción contemporánea de riqueza: “El trabajo anual de cada nación es el fondo del que se deriva todo el suministro de cosas necesarias y convenientes para la vida que la nación consume anualmente, y que consisten siempre en el producto inmediato de ese trabajo, o en lo que se compra con dicho producto a otras naciones.” Smith se aproxima, por tanto, a la idea de “producto” que suele emplearse hasta nuestros días para determinar si un país es rico o pobre. En el primer capítulo del primer libro en que se divide la obra, Smith aborda de qué depende esta producción de riqueza, apuntando en primer lugar a un concepto central: la división del trabajo. Afirma nuestro autor: “El mayor progreso de la capacidad productiva del trabajo, y la mayor parte de la habilidad, destreza y juicio con que ha sido dirigido o aplicado, parecen haber sido los efectos de la división del trabajo.” El célebre ejemplo que plantea es el de una fábrica de alfileres. Si una persona se hiciera cargo de todo el proceso de comienzo a fin, afirma Smith, no llegaría a producir 20 alfileres en un día, pero gracias a la división del trabajo, en que “Un hombre estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo corta, un cuarto lo afila, un quinto lo lima en un extremo para colocar la cabeza…” En un caso concreto que Smith conocía, una unidad con 10 personas producía unos 48.000 alfileres en un día, por lo que cada persona elaboraba 4.800 en vez de las menos de 20 que hubiera podido hacer trabajando en soledad. Si bien el ejemplo es claramente preindustrial, da cuenta que la división del trabajo permite un incremento en la productividad del trabajo fenomenal, que la tecnología potenciaría extraordinariamente. Luego Smith explica a qué se debe esta ganancia de productividad: “Este gran incremento en la labor que un mismo número de personas puede realizar como consecuencia de la división del trabajo se debe a tres circunstancias diferentes; primero, al aumento en la destreza de todo trabajador individual; segundo, al ahorro del tiempo que normalmente se pierde al pasar de un tipo de tarea a otro; y tercero, a la invención de un gran número de máquinas que facilitan y abrevian la labor, y permiten que un hombre haga el trabajo de muchos.” En estos argumentos está la base de las ganancias de productividad del trabajo. Puesto en lenguaje más familiar, Smith dice que la especialización permite mejorar la capacidad de cada trabajador para llevar adelante su tarea, que permite el ahorro de tiempos de desplazamiento y permite una mayor focalización, y que facilita el avance tecnológico que a la vez traerá una productividad aún mayor. Smith también plantea cuál es el origen de la división del trabajo, que encuentra en la propia naturaleza humana: “Esta división del trabajo, de la que se derivan tantos beneficios, no es el efecto de ninguna sabiduría humana, que prevea y procure la riqueza general que dicha división ocasiona. Es la consecuencia necesaria, aunque muy lenta y gradual, de una cierta propensión de la naturaleza humana, que no persigue tan vastos beneficios; es la propensión a trocar, permutar y cambiar una cosa por otra.”