Columnas de Opinión

Diario El País Uruguay

Hernán
Bonilla

Presidente y fundador

Mercantilistas y fisiócratas

25/02/2025

Luego de haber repasado las ideas de mercantilistas y fisiócratas en los artículos de las dos últimas semanas, veamos algo más sobre las discrepancias entre librecambistas y proteccionistas en la prehistoria de la ciencia económica, como antesala a los debates contemporáneos. En particular, su discrepancia respecto a si el interés individual y el general en una sociedad libre tienden a coincidir o divergir. Es necesario aclarar, por las malas interpretaciones que suele tener, que procurar el interés personal no debe confundirse con un egoísmo perverso o interpretarse como un desinterés por la suerte de los otros seres humanos, por el contrario, tanto los fisiócratas como los liberales posteriores argumentaron que cada persona es quien está mejor capacitada para decidir cuál es el mejor aporte que puede hacer a la sociedad y, en base a eso, actuar. En claro contraste con esta posición, un contemporáneo y coterráneo, rival en muchos aspectos de los fisiócratas, como Jean-Jacques Rousseau, sostenía exactamente lo contrario. Para él se podía hacer un contrato social superior al orden espontáneo y desconfiaba del interés individual. En sus palabras: “El interés personal está siempre en razón inversa del deber, y aumenta a medida que la asociación se hace más íntima y el compromiso menos sagrado.” Las consecuencias de esta discrepancia son muy importantes, dado que si se piensa que el interés individual al desenvolverse a través de acuerdos voluntarios conduce al óptimo social la recomendación de política económica es la Libertad, mientras que si se piensa que los gobernantes o los burócratas a través de la ingeniería social pueden diseñar mejores soluciones se optará por el estatismo y el proteccionismo. Así como es claro que las ideas de los fisiócratas eran liberales, las de los mercantilistas eran proteccionistas y en consecuencia necesariamente estatistas. Como precisa Gonard: “La conquista de metales preciosos debe ponerse en manos del Estado. El mercantilismo es, en efecto, estatista; es una doctrina de socialismo monárquico. El soberano debe regular y dirigir los esfuerzos de la nación para lograr el fin perseguido. El medio de acción del mercantilismo es, ante todo, la ordenanza o el edicto real.” El logro de los fisiócratas fue presentar con claridad cuáles eran las argucias mercantilistas y lograr vencerlos en el plano teórico, aunque la realidad posterior tuvo sus idas y vueltas, hasta el nuevo impulso mercantilista que estamos viviendo en nuestros días. Su visión económica, luego desarrollada en mayor profundidad por autores posteriores, tuvo un impacto de largo alcance en la historia del pensamiento económico enormemente beneficioso. Frédéric Bastiat, uno de los más influyentes y didácticos divulgadores de las ideas liberales (amén de un teórico mucho más importante de lo que suele admitirse), sigue la línea de los fisiócratas décadas después cuando afirma: “La conclusión de los economistas es la Libertad. Más para que esta conclusión obtenga el asentimiento de las inteligencias y atraiga los corazones, es necesario que se funde sólidamente en esta premisa: Los intereses, abandonados a sí mismos, tienden a combinaciones armónicas, a la preponderancia progresiva del bien general.” No en vano los fisiócratas fueron reconocidos en su propio tiempo como “economistas”.