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Ramiro
CorreaEconomista Jefe
Salarios, empleo y riesgos: lo que está en juego en la XI Ronda de Consejos de Salarios
07/07/2025
Comienza en julio la XI Ronda de negociación colectiva en el sector privado. El Ministerio de Trabajo, en conjunto con el Ministerio de Economía y Finanzas presentaron las pautas que se proponen aplicar, como marco para los 694.000 trabajadores incluidos en esta instancia. Las intenciones declaradas por las autoridades —mejorar el poder adquisitivo de los salarios más bajos y consolidar una política distributiva—deben analizarse con cautela. La relación entre salario real, empleo y crecimiento económico es clara, si el salario real crece muy por encima de lo que crece la economía el ajuste se hará por el lado del empleo ya sea en la cantidad de ocupados o en las horas efectivamente trabajadas. La economía no es un campo donde las buenas intenciones basten: las consecuencias de una mala pauta pueden sentirse durante años afectando en mayor medida a los más vulnerables. Las nuevas pautas tendrán una vigencia de dos años, en dónde se plantean aumentos semestrales diferenciados por el nivel de ingreso de los trabajadores. Al mismo tiempo, se definen dos correctivos anuales. Estos lineamientos tienen similitudes y diferencias importantes con las que se venían dando hasta el momento. Al mismo tiempo, la definición de estas pautas tendrá impactos en otras variables muy relevantes para la economía como el empleo y la inflación. La principal innovación en esta ronda de negociación colectiva tiene que ver con los aumentos salariales diferenciales por el nivel de ingreso de los trabajadores. La primera franja incluye a los trabajadores que ganan hasta $38.950 nominales, la segunda franja abarca los trabajadores cuyo salario nominal va desde $38.951 hasta $166.228. Por último, la franja de mayores ingresos es la que contiene a los trabajadores con salarios nominales mayores de $166.228. Las pautas plantean aumentos salariales mayores para la primera franja, luego aumentos más atenuados para la segunda franja y finalmente la última franja recibirá aumentos salariales únicamente al nivel de la inflación. Por lo tanto, el aumento del salario real se concentraría fuertemente en la primera franja y en menor intensidad en la segunda franja. Considerando los aumentos planteados para la franja de menores ingresos en conjunto con las proyecciones de inflación del Banco Central del Uruguay, nos encontraríamos con aumentos de salario real del entorno del 2% anual. En la segunda franja, el aumento del salario real estaría en el entorno del 1,5% anual. Como dijimos la franja de más altos ingresos no tendría aumento de salario real, sino mantenimiento del mismo. Los riesgos latentes de las pautas planteadas Los aumentos de salario real necesariamente deben ser analizados a la luz de su impacto sobre el nivel del empleo. En concreto, aumentos de salario real por encima del crecimiento de la economía redundarán en menores niveles de empleo, por lo tanto este tipo de aumento del salario real no es saludable para la economía. Al mismo tiempo, los salarios más sumergidos están asociados a trabajadores de menor productividad y a sectores económicos menos dinámicos. Por lo tanto, los aumentos diferenciales planteados abren la puerta a que se dé un aumento del desempleo de aquellos trabajadores menos calificados, que a la postre son los que más dificultades encuentran para mantener su empleo. La historia reciente nos da algunas señales de lo que puede ocurrir; en efecto la década 2015-2024 nos muestras dos fotos diferentes. En el período 2015-2019, el salario real creció por encima de la actividad económica y al mismo tiempo se destruyeron aproximadamente 60.000 puestos de trabajo. El 50% de estos puestos destruidos fueron de los trabajadores menos calificados. En otro sentido, en el período 2020-2024 la economía volvió a generar empleo, en el entorno de 100.000 puestos de trabajo en conjunto con un aumento del salario real. Considerando que no se espera un gran dinamismo económico durante este período, es probable que nos enfrentemos a una situación similar a la del 2015-2019. En otro sentido, una dimensión que parece haber sido olvidada en estas pautas es la otra punta del mercado laboral, es decir, las empresas. Los aumentos salariales no parecen considerar las distintas dificultades que enfrentan las empresas. Se proponen aumentos transversales sin importar el sector de actividad, la localización geográfica o el tamaño de la empresa. No parece razonable que un pequeño comercio del interior tenga que absorber los mismos aumentos salariales que una cadena de supermercados. Es esperable que a medida que la negociación empiece a avanzar se consideren estas dimensiones, aunque en las pautas se las nombra muy tímidamente. Todo indica que el Ministerio de Trabajo logró imponer su visión en esta ronda de negociación colectiva. Por el lado del Ministerio de Economía y Finanzas parece haber dos batallas perdidas, por un lado, la desindexación ansiada por el Ministro Oddone solo se aplicará al 6% de los trabajadores de esta ronda. En adición, desaparecen los correctivos por inflación simétricos, es decir, los correctivos solamente serán positivos. En el período anterior, cuando la inflación efectiva era menor a la que se proyectaba se procedía a descontar esta diferencia en los futuros aumentos salariales, dando consistencia a la política salarial y la monetaria. La XI Ronda de Consejos de Salarios llega con buenas intenciones, pero también con riesgos importantes. Aplicar aumentos reales altos a los salarios bajos sin mecanismos de adaptación es una fórmula conocida: en el corto plazo mejora ingresos, en el mediano plazo destruye empleos. Por lo tanto, se termina perjudicando en mayor medida a quienes se pretende proteger. Lo urgente es no olvidar lo importante: no hay política distributiva posible sin empleo privado sostenible.